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Nada cambia tras las tragedias

Avatar del Rosa Torres Gorostiza

Las negligencias marcan el terreno vial en Guayaquil y en el país, como si las normas de tránsito no hubiesen sido escritas para respetarlas

Cada vez que atropellan a uno o varios ciclistas en Guayaquil, o en cualquier otra parte del país, la sociedad ecuatoriana se retuerce por la conmoción y lo hace notar a través de las redes sociales o de cualquier otro espacio público. No solo condenan al victimario sino que se conduelen con los deudos, les envían notas de pesar y hasta se organizan pedaleadas en memoria de las víctimas y en señal de rechazo a la negligencia de los conductores causantes de las tragedias. Pero después de eso nada cambia en el diario vivir.

Los ciclistas, con temor o sin él, vuelven a utilizar la descuidada ciclovía de la vía la Costa o las otras rutas abiertas antitécnicamente en Guayaquil, que son tal vez más peligrosas que la antes mencionada carretera en la que el domingo se arrolló a un abuelo y a sus dos nietos.

Los ciclistas, unos dos millones de personas según el INEC, siguen pedaleando, unos con frecuencia y otros esporádicamente, al filo de las carreteras, con el alto riesgo de ser víctimas de accidentes de tránsito porque, ni todos los ciclistas respetan las leyes de tránsito, ni tampoco lo hacen los conductores, ya que vivimos en un país donde se impone el irrespeto en todos los campos.

Las frías estadísticas, de casi 300 ciclistas muertos entre 2002 y 2017, no cambiaron entonces ni los hábitos de quienes pedalean ni tampoco las sanciones para los conductores contempladas en la Ley de Tránsito y Transporte Terrestre. Y tampoco que 42 ciclistas hayan muertos en Guayaquil entre enero del 2017 y junio del 2020 logró ningún cambio.

Es loable que el colectivo Masa Crítica se haya preocupado por contabilizar, desde el 2020 hasta ahora, los 29 accidentes de tránsito que involucran a ciclistas víctimas pero, ¿qué se ha logrado cambiar con eso? ¿Acaso los habitantes de Guayaquil y el país, sean peatones, conductores o ciclistas, ya tomaron conciencia de la importancia de conducir dentro de los límites de velocidad, o de las distancias que deben mantener entre unos y otros conductores, o de que hay que respetar los pasos cebras y las luces? Hay tanta inconsciencia ciudadana que las tragedias son un reflejo de la sociedad del irrespeto en que vivimos.