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Descuidos peligrosos

Avatar del Rosa Torres Gorostiza

Las actividades criminales cometidas en urbanizaciones cerradas, muestran las falencias de los sistemas y el descuidos de los residentes

De poco sirven los controles de seguridad en las urbanizaciones amuralladas de Guayaquil, Daule, Samborondón y Salitre - que cada día son más- si hay residentes que tratan sin celo los tags y tarjetas magnéticas de acceso, vulnerando así nuestra seguridad, la de los demás habitantes de la casa y la de los vecinos.

Los robos cometidos en viviendas de conjuntos cerrados, a donde los ladrones ingresaron con tags robados o clonados, han llevado a las administraciones a tomar medidas adicionales de verificación de información durante el día y el cierre de todas las puertas a partir de cierta hora de la noche, lo que obliga a la identificación con cédula de identidad de todos los que entran y salen, incluidos los propietarios.

Muchos, lejos de entender que se trata de medidas de seguridad para el bienestar común, han empezado a hacer reclamos a la administración de condóminos, más que nada en las urbanizaciones que han ejecutado obras en sus porterías porque carecían de puertas; solo tenían palancas.

El miedo a ser víctimas de la delincuencia ha hecho aflorar por un lado la exageración, pero también el quemeimportismo. Los gastos en nombre de la seguridad ciudadana asestan así un golpe a la economía de las familias porque, para cubrir los costos, se han acordados cuotas extraordinarias para la colocación de nuevos tags o, porque los anteriores quedaron anulados, o porque se cambió a la operadora del sistema.

Los precios varían de una urbanización a otra, dependiendo del estatus socioconómico. Mientras en un conjunto amurallado de la vía a Duale y vía a Salitre se pagan 10 dólares por el primer tag y 15 dólares por el segundo, en las de las vías a la Costa y Samborondón los costos varían entre los 30, 40 y 45 dólares

Pero la pregunta que me hago es: ¿de qué sirven las rejas, los tags y los pases digitales si hay residentes descuidados que, cuando venden los carros, no retiran los documentos y tampoco lo reportan? ¿Cómo podemos pagar tanto por seguridad privada si hay guardias que se saltan procesos y aceptan como un hecho que se trata de propietarios con solo escuchar el nombre y el apellido? El combate de la inseguridad es tarea de todos. Los descuidos pasan factura.