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¿Qué espera, señor presidente?

Avatar del Rosa Torres Gorostiza

El clamor ciudadano por tener seguridad no encuentra respuesta oficial porque la corrupción y la cobardía mandan.

Aterrorizados, los ecuatorianos vemos el desangre del país, a veces desde cerca y otras veces desde lejos, con la sensación de que el Gobierno central no hace nada para evitarlo. Tampoco actúan los otros poderes del Estado, ni las autoridades locales, como si no tuviesen ningún tipo de responsabilidad en la lucha contra la violencia criminal y la inseguridad ciudadana.

¿Qué espera, señor presidente de la República, para hacer sentir al país, con hechos, que está luchando por proteger a la nación de los grupos criminales transnacionales? Si las cuentas no me fallan, a usted le quedan solamente dos meses para dejar el poder porque así usted lo quiso, porque le endilgó a otros la responsabilidad que el pueblo le otorgó en las urnas en el 2021 para sacarlo de la crisis y no para hundirlo en la pobreza.

Señor presidente, no pase a la historia como el peor, el más débil, el que dejó que las mafias destruyeran al Ecuador por su inoperancia, la de los ministros que lo acompañaron y la de los que aún continúan a su lado.

No basta con que usted o sus colaboradores anuncien el envío de más policías a las calles, como si con aquello solucionaran el problema de la inseguridad, la criminalidad y la corrupción. No es suficiente que esos policías recién graduados tengan armas y municiones, si no tienen viviendas fiscales donde vivir, si no saben cómo disparar armas porque no han recibido el debido entrenamiento, ni tampoco saben cómo actuar en situaciones extremas.

Autoridades, no se engañen y tampoco crean que engañan a la población con sus declaraciones apresuradas, sus anuncios infundados y sus acciones tibias, con las que ahondan los problemas del país, que hace rato dejó de creer en un gobierno que considera nefasto. La seguridad del país no se recupera con paños de agua tibia.

El pueblo ecuatoriano lleva meses esperando por acciones contundentes de la Policía, de las Fuerzas Armadas, de los fiscales y jueces, de los gobiernos locales y del Gobierno central. ¿Por qué no se aplican? Creo que dos son las razones: la primera, porque no hay espacio que esté libre de la corrupción; y la segunda, porque hay mucha cobardía entre quienes ejercen el poder.