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Falta la obra pública nocturna

Avatar del Rosa Torres Gorostiza

Planificar la obra pública en un horario solo diurno es aumentar el tiempo de la incomodidad y afectar la economía de los negocios

A la hora de planificar la obra pública, los gobiernos locales deben incluir los horarios en que los contratistas deben ejecutar los trabajos. Siempre hay que considerar que estos deben provocar la menor afectación posible a la economía de los negocios y a la tranquilidad de los residentes, porque hacer lo contrario es aupar el subdesarrollo.

No es suficiente exhibir en un letrero el monto del proyecto, el nombre del contratista, el plazo y el número de beneficiarios. También es importante conocer los horarios en que van a trabajar porque el día tiene veinticuatro horas y el año, 365 días.

En todos los países del mundo hay obra pública ejecutándose durante el día y la noche, pero en las ciudades ecuatorianas, entre ellas Guayaquil, el trabajo nocturno es mínimo, lo que duplica y hasta triplica los tiempos de ejecución de una obra, con el consabido daño a los ciudadanos, a la propiedad y a la economía por la quiebra de los negocios.

Los deseos privados de impulsar el empleo y el desarrollo del Puerto Principal quedan truncados por el descontrol de la obra municipal, como el viaducto de la Juan Tanca Marengo y la reconstrucción integral de la calle Guayacanes, de Urdesa Central, en los cuales los atrasos impactan negativamente en las arcas de los habitantes del sector, que gritan por una pronta culminación.

Si los trabajos avanzan a velocidad baja durante el día, la inactividad es completa durante la noche, aumentando más el riesgo de inseguridad y de oscuridad en estos sectores.

Nada impide que los equipos de construcción generen ruidos durante la noche en la Juan Tanca Marengo porque en ese tramo, donde se ejecuta una parte de la construcción, solo hay un colegio y una gran cantidad de negocios que cierran al anochecer. Y en Urdesa Central, también hay manzanas completas en las que ahora solo hay locales vacíos porque los negocios han cerrado. La obra pública los hizo quebrar.

¿Qué es mejor para los residentes de un sector en el que se está ejecutando una obra pública: qué la incomodidad y afectación duren tres meses o un año? La respuesta está a la vista.