No permitamos más caos
Las comunidades indígenas tienen derecho a protestar por la desatención de la que son víctima, pero no a afectar la economía nacional
A los ecuatorianos no debe preocuparnos si un dirigente indígena se siente poco o muy querido y respetado por su pueblo. Pero sí debemos responderle con contundencia, con voz de protesta e indignación, si ese mismo líder, en nombre de sus comunidades que tal vez ni lo respalden, convoca a una movilización y asamblea permanente para volver a caotizar al país, como lo hizo en octubre del 2019 y en junio de 2022.
El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), Leonidas Iza, debe aún responderle, no a la minoría que representa, sino a los deciocho millones de ecuatorianos por el cierre de carreteras y la escasez de víveres que provocó durante las dos paralizaciones, que afectaron aún más el bolsillo de quienes aseguraba defender y a la economía nacional que resquebrajó.
Leonidas Iza aún tiene mucho que responder a los familiares de los 8 fallecidos en el paro del 2019 y los 9 del 2022; a los dueños de los negocios saqueados y destruidos por los actos vandálicos; a los moradores de las calles, cuyos pisos levantaron para atacar construcciones y edificios del centro histórico de Quito.
El dirigente indígena aún tiene que responderle, no a sus seguidores ni al grupo político que lo apoya, sino a todos los ecuatorianos por el mal momento que hizo pasar a los viajeros, que se quedaron atrapados en las vías; a los que dueños de negocios que vieron afectadas sus finanzas por el corte de energía eléctrica y de servicios telefónicos. A los pobres que hizo más pobres y dejó sin comer.
Leonidas Iza aún debe responderle a los ecuatorianos por qué no paga impuestos, cuando otros con menos recursos sí lo hacen; por qué no hizo posible un acuerdo en el diálogo con el gobierno nacional si a eso se comprometió para poner fin al paro de junio de 2022.
Si lo que Iza quiere es sacar al presidente de la República por qué le pide que renuncie. Si es tan querido y asegura tener al pueblo de su parte, porque no recoge el 15 % de las firmas del padrón electoral que necesita para pedir la revocatoria del mandato. La Constitución política del Estado lo permite. Con paralizaciones no se construye; se destruye. No permitamos más caos.