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Rubén Montoya: 2024 pinta para año perdido

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Y dado que Daniel Noboa no será este año presidente sino candidato a la reelección, lo seguiremos oyendo en Modo Promesas

Tal y como entiendo esta tarea es imposible evadir el peso de hechos, cifras, datos. O la opinión se funda en ellos o es una simple tertulia de compadres. En este año, que será marcado por el cálculo electoral, algunos empiezan a tapizar el paisaje de un Ecuador apagado.

Empecemos por la luz, ya que estamos: hay $ 20 millones de pérdidas en el sector productivo por cada hora de apagón. Y eso no cuenta a los miles de emprendimientos pequeños que ven destrozados sus ingresos porque, además de los cortes, el desorden en su horario impide una mínima planificación de atención al público. Para no hablar del ‘regalito’ que trajeron los incrementos en las planillas de luz de marzo.

¿Qué explicación darán las mudas autoridades que tenemos? Que no nos repitan, por favor, la promesa lanzada en el debate presidencial por el hoy jefe de Estado: “…electricidad a un costo más bajo invirtiendo en distribución y transmisión eléctrica…”. Y dado que Daniel Noboa no será este año presidente sino candidato a la reelección, lo seguiremos oyendo como si se tratase de soplar y hacer botellas.

¿No me cree? Datos: esta semana dijo que “hemos logrado meter a los corruptos y a la gente que le hizo tanto daño al país en la cárcel…”. Oh, sí, cómo no: mañana, ya que están todos adentro, podría decirnos que se acabaron los sicariatos; los asaltos en carreteras que no cesan; las extorsiones que gozan de buena salud, como las que sufren profesores (140 documentadas en Guayas, Esmeraldas y Manabí) que deben trabajar en los 1.600 sitios de riesgo profesional identificados por el propio Ministerio de Educación… Es el mismo presidente que hace dos meses inauguró un proyecto (que inició Lenín Moreno) de 200 casas… cuando nuestro déficit habitacional es de 2’700.000 unidades.

Que espacio me falta para reflejar un año que será electoral y, por tanto, perdido. Para un país que tiene en hilachas sus centros de salud, desatendidas sus escuelas, destrozadas sus carreteras y, eso sí, boyante de salud al desempleo, nada como un presidente que vive en otro planeta y cree que podrá pasar el año prometiendo lo que no tiene idea de cómo solucionar.