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Rubén Montoya | El último cartucho

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Si gana Luisa, lo cual es muy posible, todo estará bien para el correísmo

La próxima elección presidencial podría ser un punto de inflexión para la más importante fuerza electoral del país en los últimos 20 años. El correísmo sabe, o intuye, que a su bandolera le quedan pocas balas. Quizás solo una.

Quizás.

El episodio de Ricardo Patiño diciendo lo que dijo (“Correa regresará y Jorge Glas estará libre porque es inocente”) reabrió un viejo debate subterráneo en el seno del correísmo presente, el correísmo de las Paolas, Virgilio Hernández, Pabel Muñoz. El de Marcela Aguiñaga… El correísmo de los que no desconocen a su Mesías (sobre todo por miedo) pero se creen dueños de espacio propio y están cansados de ‘deslices’ que son directrices. Como la de defender a un indefendible. Hay dos correísmos: el de los que saben que sin él son nadie y el de los que piensan que sin él podrían construir su nido. La próxima elección será crucial para ver si los segundos resisten cuatro años más. Cuatro mínimo. Porque si pierden será contra Daniel Noboa, no lo olviden.

Es natural el desgaste. Primero, porque la deriva/traición de Lenín Moreno, el hombre que les desbarató el relato de las mentes lúcidas y las manos limpias, mostró la profundidad del cisma. Y luego porque la ausencia genera dinámicas de desgaste y rencillas. Hay 20 que quieren ser… Correa, desde siempre reacio a los liderazgos alternativos (con Alberto Acosta comenzó una sustancial lista), se cuidó mucho más de tolerar las alas propias luego de Moreno. Pregúntenle a Carlos Rabascall. O a Marcela, mucho mejor candidata que Luisa González. No volverá a correr riesgo de “traiciones”. Las de verdad y las que se inventa. No le gustan los Fander ni quiere futuros Lenín: él solo tolera a los que tienen pedigrí…

Si gana Luisa, lo cual es muy posible, ganará ella y todo estará bien. El triunfo es un orador estupendo, maravilloso, el mejor. Barre todas las basuras bajo su alfombra. Correa volverá y Glas también, luego de su viaje en tránsito por México. Pero si pierde, perderá él, siempre él con Noboa, el presidente sin límites que tenemos. Entonces quizás, quizás, el correísmo vivirá su segundo cisma. Y cuando de verdad venga, podría ser el final.