Rubén Montoya: El verdadero Caso Nene
Con las ganas no alcanza... Si no son brillantes y valientes, estorban
No seré yo quien les diga que con la edad viene la sabiduría: cada día me siento más pendejo. En lo que a mí respecta, los niños son los mejores maestros y un ser humano valiente y honesto pinta para ídolo sin que me importe su edad. Pero hay algo que da el tiempo: se llama pericia, esa fina habilidad que conjuga conocimiento y disciplina. Hasta los genios necesitan practicar su inmenso talento…
Y si en nuestro país andamos cortos de genios, entonces no parece buena idea llenarse de jóvenes cuyo mejor bagaje sea la edad. Es natural, incluso sano, que el presidente Daniel Noboa se rodee de gente con la energía, la creatividad o el entusiasmo propios de su envidiable treintena. No lo es si cree que con sólo esos requisitos se puede dirigir el barco de un país a la deriva.
Con las ganas no alcanza. Y menos si los jóvenes que escoge tienen el “sí, jefe” hecho piel, y ni rastro de la principal cualidad de sus hermosos años: la rebeldía. Para chupamedias, los burócratas. Suficiente. Los laderos de un presidente deben ser personas con criterio propio.
¿Lo son el nene secretario de la Administración, Félix Wong, que con meses de retraso denuncia que “dicen” que la vicepresidente pidió plata en nombre de Noboa? Es el mismo nene que echó lodo sobre la infanta Andrea Arrobo, exministra, a la que calificó, hasta hoy sin pruebas, de “saboteadora”. ¿Lo es el ‘Baby’ Torres, autor de la vergonzosa derrota que sufrió el pasado viernes el Gobierno en la Asamblea?
¿Lo es la principal abogada de Carondelet, otra infanta, quien ha recibido jalones de orejas de la Corte Constitucional porque no sabe redactar ni simples alegatos? ¿Lo es la infanta secretaria de Comunicación, que aparte de re-re-repetir que Noboa es un hombre “que resuelve”, nos acaba de regalar la más infantil excusa para justificar a su jefe? “Es que él hablaba coloquialmente”, dice la niña, tan pancha. Faltó que les mandara besitos a Javier Milei o Nayib Bukele, los puteados coloquialmente.
Si no son brillantes y valientes, estorban. Y por lo que hemos visto, los nenes del Gabinete no lo son. Ellos, y su jefe, no están ni para la etapa del destete.