Rubén Montoya: Desde el Gobierno no vendrá

Lo siguiente es que junten sus notables cerebros de negocios para articular acciones que aúnen voces, apoyos, recursos
Llevamos más de un lustro con índices de inseguridad al alza. Y casi lo único que hemos hecho es acostumbrarnos al horror. Lo diré cuantas veces sean necesarias: que hagamos al mal olor parte del paisaje no le quita su pestilencia; mierda es mierda.
Datos: Ecuador es el país donde sus ciudadanos se sienten menos seguros en Latinoamérica y el segundo más violento; Guayaquil está entre las 25 ciudades más peligrosas del planeta y es el puerto desde el que llega la mayor cantidad de cocaína que se consume en Europa. Más del 60 % del actual período gubernamental lo hemos vivido en emergencia. Hay vacunas extorsivas para (casi) todo: el profesional, el profesor marginal, las tenderas, los vendedores informales, las emprendedoras, los camaroneros, los moradores suburbanos…
¿Vendrá del Gobierno la solución? No. Y menos de la clase política, que tiene infiltrado a más de un narco con corbata; los demás son dirigentes criollos, nuestros: para políticas de Estado no llegan ni a principiantes. ¿De dónde, entonces? Pues el viento que la impulsa, o debe, vendrá desde la misma ciudadanía que ha sido espectadora y víctima de la tragedia.
Por eso, cuando antier el experto colombiano en Seguridad, Rafael Nieto Loaiza, lo dijo sin rodeos en una charla que auspició este Diario, quiero creer que más de un empresario presente sintió que tocaban a su puerta. O a su conciencia, que supongo es lo mismo. Y el siguiente paso es que junten sus notables cerebros de negocios para articular acciones que aúnen voces, apoyos, recursos. La cima es la suma de pequeños pasos. Y que esto orille de algún modo a la clase política a hacer lo que debe y no ha hecho: liderar un proceso de limpieza y reconstrucción de los ejes que retomarán el control a mediano plazo: depuración de la Justicia, que incluya una reforma que proteja a jueces, agentes y fiscales; fortalecimiento del aparato de seguridad; control de cárceles. A mediano plazo.
Porque el Gobierno por sí mismo no lo hará: ni puede ni sabe. Este problema es de todos. Menos de los narcos y quienes los defienden, escondidos y encorbatados, es nuestro. Algún rol tenemos en esta lucha.