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Rubén Montoya | La gran lección de Venezuela

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Maduro sabe que Venezuela lo acaba de echar a patadas con una diferencia abrumadora

“Maduro está muy verde” para dejar el poder, dije la semana pasada y ahora los hechos hacen prever que en Venezuela no pasará nada. Al menos, no pacíficamente.

Nicolás Maduro siempre supo que iba a perder las elecciones, y entonces preparó el terreno: “no voy a entregar el mando a un oligarca”… Ahora tiene las brutales cifras del rechazo: sabe que Venezuela lo acaba de echar a patadas con una diferencia abrumadora, y es precisamente por eso que no mostrará ningún acta ni permitirá algún recuento.

Va a resistir con cinismo y bala a lo que venga. Juntará voces de sus socios canallas de la región y de los dictadores del mundo (con China, la gran farsante, a la cabeza); reprimirá las disidencias; perseguirá con rabia a todas las maríacorinas… Así lo hizo antes. Díganme: ¿qué les hace pensar que ahora actuará distinto?

¿Qué Tribunal lo juzgará si en su país se mea en todos? ¿Qué Fuerzas Armadas le dirán algo si en Venezuela son un cartel y como tal funcionan? ¿Qué medida concreta podría hacerlo desistir si Eurabia, perdón, Europa es una caricatura de sí misma, Estados Unidos está en plena campaña fratricida y la OEA es un chiste?

Hará lo que sea porque no tiene salida: 25 años de robar en camionadas, de pisotear todos los derechos posibles y de comandar una inmensa red de corrupción están en juego.

Al hombre que es el principal responsable de la peor tragedia venezolana en su historia… al sátrapa que le resbala haber alentado la mayor diáspora que se registre en los anales de América Latina (van 9 millones de exiliados y contando…), a semejante monstruo no lo va a conmover el ruido que hace afuera la élite política mientras se rasga las vestiduras por un dolor que no siente y hace cálculos… En un mes la élite no lanzará ni un trino.

A ese sátrapa sólo lo moverá una cosa, y más vale que tomemos nota aquí, en Ecuador, o en pocos años podríamos estar en las mismas: la revuelta del pueblo.

A los Maduro sólo se los saca como a los Gaddafi. Y por eso, oh indiferentes, a ustedes les digo, no hay que dejarlos entrar…