Rubén Montoya: El Lado Oscuro de la Fuerza
¿Por qué gana un malhechor como él? Quizás porque conecta con el lado impúdico y oscuro de sus votantes. Tal vez...
Ha ganado Donald Trump la presidencia de EE.UU. Ha ganado con comodidad electoral y legitimidad moral (la nueva moral gringa), porque él no engañó a nadie: sus votantes lo eligieron sabiendo quién es, aceptándolo como es. Y elevándolo como SU representante.
Trump es un mentiroso compulsivo, un calumniador serial, un misógino confeso, un racista nostálgico. Un delincuente condenado. Es todo eso. Y es, además, el presidente que quieren los norteamericanos.
Para todo lo afirmado hay registros, sentencias, datos. Les dejo algunos: más de 25 mil mentiras públicas durante su mandato (la grosería de 20 por día, según el Washington Post); decenas de denuncias de índole sexual, 34 delitos de los que fue hallado culpable… hasta ahora. El prontuario de Trump es extenso, diverso. Da sorpresa.
Y nada de eso evitó una victoria que debe aceptarse sin fisuras porque Trump no es que ha ganado, ¡es que ha vuelto a ganar! Y si la democracia tiene como uno de sus pilares el respeto ab-so-lu-to a la decisión libre de la mayoría, entonces Trump ha sido moralmente absuelto de sus delitos (al menos durante los nuevos cuatro años de su mandato). Da asco.
¿Por qué gana un malhechor como él? Quizás porque conecta con el lado impúdico de sus votantes. Tal vez. A las mujeres que lo votan les importa un bledo que las considere cosas de gozar y tirar (en su sentido literal y en el grosero); a los latinos que lo votan, esos que olvidan su pasado de limpiadores de todo-todo porque ahora están bien y la cama es ancha sin tanta gente, les vale madre que los acuse de violadores y delincuentes; a los negros que lo votan los puede despreciar sin tapujos, pero se lo disculpan porque todo en Norteamérica (y en el mundo, para qué engañarnos) tiene un precio. A ellos (y ellas) la dignidad se les acaba en algún punto oscuro. Quizás el del bolsillo.
Trump no ha engañado a nadie y es el legítimo líder del país más poderoso del planeta. Ha ganado con claridad. Bueno, es un decir, pues lo que ha triunfado, una vez más, es el Lado Oscuro de la Fuerza: ese monstruito que ¿todos? llevamos dentro. Y que suele tener, ¿cuándo no?, un maldito precio.