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Rubén Montoya: Niego, luego existo

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Como a los que le piden explicaciones, los insultadores: ‘ellos solo existirán mientras uno les conteste’

Hay una constante en las -escasas- respuestas públicas que da el presidente Daniel Noboa cuando se refiere a problemas nacionales: evade los hechos, o los niega. Los mata con la indiferencia. El ejemplo más evidente es el de la crisis energética, que debería servirnos para medir su carácter. Y su estatura gerencial.

Hace un año el país sufrió los primeros cortes. Hace 11 meses Noboa advirtió que “la clave” era administrar bien agua y energía. Desde ¡junio! la entidad controladora avisó de los racionamientos. Y desde hace un mes los voceros presidenciales mintieron, sin pudor: no habrá cortes; son por mantenimiento; serán de cuatro horas, de ocho, de dos, de doce; ya mismito llegan los chorrocientos megavatios que (no) hemos comprado…

Y el presidente guardó silencio.

Oírlo en la sesión solemne del 9 de Octubre, en la que no dijo ni pío al respecto, era como para preguntarse: “¿en qué país vive?”. Mudo ante la mayor calamidad del último lustro, lo suyo no es un recurso, sino una constante. Es esto lo grave de su conducta. Antier se animó a hablar y dijo: “nosotros hemos sido desde el principio diferentes: hemos afrontado todos los problemas y todas las crisis”. Tan pancho. Supongo que se referirá a la de seguridad, que no disminuye las muertes violentas ni el ejército de vacunados por el crimen organizado, cada vez más, cada vez más…

O quizás a la que enfrentan los miles de diabéticos sin insulina. Y nos dejó, en apenas dos meses, 1.000 muertos por falta de diálisis. O a la que hace que más de 50 mil ecuatorianos cada año, cada año, cada año fuguen por la selva imposible del Darién hacia un sitio que no sea este jardín de rosas donde un presidente enfrenta todas las crisis y todos los problemas.

Todas las crisis, dice. Y nos da su remedio para enfrentarlas, que es el mismo que usa para ignorar a los que le piden explicaciones, los insultadores: “ellos solo existirán mientras uno les conteste”. ¡Esa es!: negar una realidad, desentenderse de ella. “Niego, luego existo”, parece decir nuestro Descartes.

El problema es que su estado de negación desbarranca a todo un país: porque él niega. Y luego ‘gobierna’…