Rubén Montoya | Noboa: tregua o posteridad

Por si se le olvida, le diría que es mortal. Que sin él el mundo gira y seguirá girando...
El triunfo de Daniel Noboa frente a la candidata de Rafael Correa en las elecciones del pasado domingo muestra que nuestra realidad ha variado poco: los números y casi todos los factores políticos son un calco de los que hicieron presidente a El Innombrable.
2021 y 2023 son gemelos: en las primeras vueltas ganó el correísmo, pues tiene piso de baldosa. Y en los balotajes no le alcanzó porque tiene, asimismo, un techo de hormigón armado. Ni el desastre del actual régimen le ayudó. El correísmo es, a la par, su luz y su némesis; se parece a esos novios chiros que cortejan peluconas: les alcanza para aspirar, no para ser.
Tampoco cambian otros síntomas: las sorpresas que el 2021 fueron Yaku y Xavier Hervas, dos años después fueron Noboa y Jan Topic. ¿Hay allí un cambio generacional? Hum, baste mirar con qué dinosaurios se tendría que discutir la “gobernabilidad” y esa teoría se va por el caño. Y vuelve la Sierra a gritarle no al retorno del correísmo: la que hizo triunfador a un banquero hoy se la juega por un joven intuitivo que, en política, no ha superado el destete. Para muestra el desperdicio que fue su mensaje posvictoria. Parecía Andrés Arauz, no sé si me explico.
Pese a todo, se abre la chance de un gran cambio en el paisito que controlan, de ánimo y de fronteras, los narcos. Corren tales tiempos de debacle, que Noboa no tiene la opción de la mediocridad: o se sube al carro de la Historia -que siempre ve con buenos ojos a los valientes- o logra lo imposible: empeorar el desastre que deja El Innombrable y ser la tregua que espera el correísmo para su tercer intento, el final, de volver a hacer lo que ya hizo…
¿Por dónde debe empezar? Él sabrá, supongo. Pero por si se le olvida, que suele pasarle a los elegidos ni bien llegan a Carondelet y lo rodea una corte de lameculos, le diría que es mortal. Que sin él el mundo gira y así seguirá, y que el primer filtro que deben pasar toooodos sus colaboradores es un escaneo de pies a cabeza… con énfasis en el SRI. Se entiende, ¿no?
Noboa no tiene tres chances, tiene dos: posteridad o precipicio. El asunto es que el país, le guste o no, irá con él.