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Rubén Montoya | La pornopolítica ha llegado

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... en EE. UU. puede sentar sus posaderas -y no es una analogía- la pornopolítica

Tardará el mundo en entender las repercusiones de tsunami que trae la condena contra el ex (¿y futuro?) presidente de EE. UU., Donald Trump. Hay que repetirlo pues cuesta creerlo: los norteamericanos van a elegir como su comandante en jefe entre un anciano que no recuerda ni dónde queda la puerta por la que acaba de entrar, y un avezado… delincuente; uno que se jacta de no pagar impuestos, que lidera asaltos a instituciones públicas o que oculta mañosamente los pagos a una vedette porno para que silencie sus encuentros sexuales. Trump cometió, sólo en este último caso, siete delitos distintos. Si lo condenaren en los otros, superará la docena.

Si la narcopolítica está asentada en México o Venezuela y planea sus alas por Ecuador (¿o usted sigue siendo tan ingenuo/a que no identifica aún a la estructura política que trabaja a sus órdenes?) en EE. UU. puede sentar sus posaderas -y no es una analogía- la pornopolítica. O sea, el todo vale y me importa un bledo si roba, estafa, miente, humilla, discrimina… Orgía pues. Y sin condón.

Mentiroso compulsivo, Trump reivindica sus fechorías. No las niega: las machaca. Como cuando insiste en ver a la mujer como un florero. Conocedor innato de la naturaleza humana y de sus oscuridades, Trump no se disculpa jamás, sino que eleva su ego como cuello de jirafa y desde la inmensa altura de su arrogancia insiste en la ofensa. Porque le sirve. Su evangelio es uno solo: que hablen mal, pero que hablen. Total, cree tener a mano el remedio: “Ya sabes, da igual lo que los medios escriban, mientras tenga a (mi) lado un trasero joven y bonito…”

El resumen de las ofensas públicas que ha proferido a las que llama “cazafortunas” es este: las mujeres están para follarlas y/o exhibirlas. Pero atención: sólo si son guapas. Las demás, ni para eso.

¿Ha perdido el voto femenino por eso? Pues no y tomen nota: “las mujeres encuentran en mi poder y mi dinero algo excitante”. Tal vez sea así: es favorito para derrotar al presidente Joe Biden. Un delincuente avezado, sin ningún límite moral y un colosal complejo de inferioridad, llevará a EE.UU. hacia una cornisa de la que no hay retorno.