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Rubén Montoya | Trump bailará el peor Vals

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Walz no es un orador de masas, no gesticula con ampulosidad, no lanza sentencias bíblicas…

Hasta hace poco, EE. UU. iba rumbo a una elección que, según los sondeos, ganaría caminando Donald Trump. Pero el gesto ‘in extremis’ de Joe Biden, el presidente que quería ser reelecto, vencido por ese juez implacable llamado tiempo, puede torcer los vientos que presagiaban la victoria del hombre que llama drogadictos, criminales, violadores a los latinos. Lo hizo de nuevo en la convención republicana que lo nominó como su candidato.

¿Por qué ahora el panorama es distinto? Primero, porque a pesar de que Trump tenía mejores números que Biden, y llevaba la delantera en siete estados claves, la mayoría no quería votar por ninguno (56 % a Trump, 70 % a Biden). Luego, porque Kamala Harris, la candidata demócrata, es mejor vista por dos grupos electorales decidores: los jóvenes y los latinos.

Hoy existe un tercer motivo: Harris designó antier como su segundo a un político campechano y fuera de molde, que en apenas una noche se metió al bolsillo a los demócratas y les ha despertado las alas que con Biden estaban en salmuera: Tim Walz (en español: Vals), un exprofesor. No es un orador de masas, no gesticula con ampulosidad, no lanza sentencias bíblicas… Lo suyo es parecer uno más.

Mientras Trump se pelea con sus gobernadores e insulta de corrupta o incapaz a Harris, o le dice que “ni siquiera es negra”, a ella, hija de jamaiquino, Walz no insulta, cancherea: “son gente rara”, dijo en referencia a Trump y su alterno, J.D. Vance: “estamos un poco cansados de los raros, pero no les tenemos miedo”. Walz no alza la voz, cuenta historias: “yo vengo de un pueblo de 400 habitantes, 24 niños por clase, 12 primos, agricultura, esas cosas”. Enseñó en una reserva india de Dakota del Sur y en una escuela de China. Aún habla mandarín… Este tipo puede poner nervioso a Trump.

Ha nacido un nuevo panorama para la elección más crucial de este siglo. Afuera hay un mundo que tiene conflictos sostenidos por un hilo y no es menor lo que decida casa adentro la potencia más poderosa del planeta, con perdón de China, la farisea aspirante a desbancarla. El baile empieza ahora, y a Trump le ha salido un vals que lo hará tambalear.