Rubén Montoya Vega | El huracán Donald
...arrasará con todo lo que se le ponga por delante: los inmigrantes, el multilateralismo mundial…
¿Recuerdan a Barack Obama, tras su primer triunfo, prometiendo que cerraría esa ignominia llamada Guantánamo? Nunca lo hizo. Se dio cuenta de que no podía por una razón poderosa: el presidente de EE. UU. tiene a un sistema, y los intereses inherentes de ese sistema, por encima de él.
Hasta hoy.
Donald Trump, el presidente que mintió a razón de 20 veces por día durante su mandato, acaba de posesionarse de nuevo como el número uno del -todavía- país más poderoso del planeta. Y podría ser el primero que rompa con el balance y la independencia de poderes. Su aspiración, no del todo oculta (“voy a ser dictador por un día”, dijo para justificar el derrame de órdenes en su primera jornada), es ser más que el presidente: Trump quiere ser el sistema.
Su partido controla el Senado y el Congreso; y en la Corte Suprema la mayoría conservadora (seis de nueve) ya dio muestras de hacerle venias: le otorgó “inmunidad absoluta frente a procesamientos penales”, por lo cual la condena que tiene no será efectiva y no tendrá sentencias en las demás causas penales que enfrenta. O sea: es un convicto, pero no cumplirá condena; es un acusado, pero no será sentenciado. Delincuente y monarca.
No solo allí está el peligro: acaba de demostrar que puede romper la Constitución y la igualdad ante la ley sin inmutarse: contrariando la Decimocuarta Enmienda (“todas las personas nacidas en EE. UU. son ciudadanos del país”), decretó que se elimine ese derecho para los hijos de indocumentados nacidos allí. Si logra ponerlo en vigencia demostrará que no solo puede controlar al sistema legislativo. Para justificar la medida alegó que su país “es el único que tiene (la norma)”. Falso. Sus vecinos Canadá y México, por citar dos casos, la tienen.
No serán buenos tiempos para la democracia. Mitómano compulsivo, arrogante, imperialista, Nerón vulgar del siglo XXI, Trump arrasará lo que se le ponga por delante: los inmigrantes, el multilateralismo mundial, el derecho a disentir (es decir a pensar), la ley… El sistema norteamericano de contrapesos soportará un huracán como no ha tenido antes. Será en fase 5 y no le dará descanso.
Ya veremos si sobrevive.