La estupidez no artificial
La inteligencia artificial traerá, en el corto plazo, una invasión de textos, fotos y videos falsos, advierte el propio exvicepresidente de Google...
El lunes anterior el New York Times publicó una entrevista que da pavor. Contiene la certeza de que el ser humano -por si algún crimen le faltaba cometer en su camino involutivo- ha perdido control sobre la bestia que podría destruirlo: la inteligencia artificial.
Geoffrey Hinton, el Padrino (con mayúscula) de la Inteligencia Artificial y vicepresidente de Google, acaba de renunciar al gigante tecnológico para ir por el mundo anunciando que el monstruo que ayudó a crear se les ha ido de las manos. Hinton se declaró “asustado” de ver lo que el uso de la herramienta a gran escala puede lograr “en manos de los malos actores”.
En el corto plazo habrá una invasión de textos, fotos y videos falsos, dice. Yo agrego que será en todos los ámbitos del saber. Y no serán chistosos, como el papa Francisco modelando a Balenciaga, o impactantes como el falso arresto de Donald Trump. No habrá nada que se escape al procesamiento acelerado de la falsedad, y casi nadie podrá diferenciarla de la realidad. En el largo plazo se podrá producir seres de inteligencia mayor a la humana. “Yo pensaba que eso podría pasar en 30 o 50 años. Obviamente ya no lo pienso así”, dice Hinton en su tardío ‘mea culpa’.
La carrera por mejorar esas inteligencias ha llegado a tal nivel de locura que ni sus creadores las pueden predecir o controlar. Por eso, un millar de personalidades piden una moratoria inmediata en los experimentos y un control a los elefantes en vidriera ya existentes, como la imparable ChatGPT, la nueva niña mimada de los nativos digitales, que les plagiará hasta su sombra mientras destroza decenas de oficios. Quienes advierten el tsunami desinformativo y la pérdida de empleos no son jurásicos analógicos, sino dioses ‘millennials’: los encabezan Elon Musk, el zar de Twitter o Steve Wozniak, cofundador de Apple.
¿Entendemos la gravedad de lo que se viene? Para cuando reaccionen los líderes que tenemos, intentando leyes de control, y las élites del pensamiento se den por enteradas (por caso las dormidas universidades) la inteligencia artificial nos aplastará como lo que seremos en sus manos: la estupidez no artificial.