Se acabó el papel

Una persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Es lo que, en palabras llanas, caracteriza al derecho penal en el mundo, obligando al acusador a presentar pruebas contra el acusado. Y ahí voy yo con este titular. No hay papeles, no hay pruebas. El embajador no nato de Ecuador en España, Pascual del Cioppo, le dijo hace tres semanas a Carlos Vera que tenía documentación sobre pagos a una empresa relacionada con una organización política extranjera. Y en tres semanas no han salido a la luz los contratos que demuestran que Ecuador financiaba indirectamente a políticos de otro país. No lanzó un mensaje al aire en una entrevista en televisión nacional. Dijo que había visto los documentos. Precisó nombres, montos y fechas. Y hoy, no hay papel. ¿Por qué?
Mucho ruido. Muchas quejas. Muchos cuestionamientos. Desmentidos. Matices. Aclaraciones. Y su renuncia. Pero ni un contrato. ¿Quién tiene esa documentación y por qué no la revela? Si existe y es como dice Del Cioppo, serviría cuando menos como indicio de irregularidad por el uso injustificado de fondos públicos.
Y no se trata solo de quién la ha visto o quién la tiene. Sino de quién tiene a su alcance recuperarla para depurar responsabilidades. De quién le es fiel a los ecuatorianos y no a sus colegas. Un presidente puede pedirla. Un embajador puede pedirla. Un canciller puede pedirla. Un exembajador podría haberla pedido y denunciado. Un tataraembajador también. El verbo más idóneo no sería “poder”, sino “deber”. Deber de denuncia ante un atropello y posible delito, aunque haya claúsula de reserva.
Hay una cadena de altos cargos moral y éticamente responsables de que esa documentación no haya aparecido aún y, por tanto, de que no se corte la fuga de dinero ecuatoriano destinado a fines que no benefician a los ecuatorianos. Es simple. El que quiere que acabe el abuso, hace lo posible para frenarlo y desenmascarar a los autores. Sobre todo si ya se sabe que hay pruebas.
Pero lo del embajador y exdirigente socialcristiano es solo la anécdota de la semana. Un mero ejemplo. Hay más. Otro: si quisieran saber si Bella Jiménez repartió puestos es tan sencillo como revisar sus movimientos bancarios y los de sus familiares de últimos meses. Y hay cómo hacerlo legalmente y bajo el debido proceso. Hay quién puede y debe hacerlo. El asunto es si quieren seguirlo. Si quieren las pruebas o si basta con hacer bulla.