El quién o el qué

"El problema no es que se personalice el discurso político, sino que las figuras sustituyen a los proyectos".
Nombres o soluciones. Qué empeño tiene el mundo político en protagonizarlo todo. En apostar por caras y no por propuestas. Reaparecen unos, se ratifican otros, se estrenan otros y algunos hasta siguen indecisos aunque faltan días para tener que oficializar las precandidaturas de quienes aspiran a dirigir el país a partir de 2021. Lo llamativo es que pese a esa aspiración, todas las atenciones están enfocadas en el quién y no en el qué. O en el cómo.
El problema no es que se personalice el discurso político, sino que las figuras sustituyen a los proyectos. Extender en los votantes -o aprovecharse de una inercia preexistente- la idea de que lo más trascendental es conocer quién liderará cada papeleta electoral es aceptar, de antemano y para largo, que las elecciones no están para que los ecuatorianos decidan cómo quieren ser gobernados ni cómo quieren que se use el dinero que pagan en impuestos ni qué servicios necesitan que sean mejorados, reformulados o sustituidos. No. Las urnas, tal y como se sigue planteando la contienda electoral, están para elegir como en un reality de talentos al favorito del público.
Ya luego habrá tiempo para decidir si la Seguridad Social tiene alguna vía para sobrevivir sin dejar en la cuneta a los afiliados que llevan años haciendo aportes. Ya después habrá que ponerse a pensar cómo -o si es posible, incluso- frenar la corrupción antes y no después de que se desvanezcan los recursos públicos para beneficiar a unos pocos. Habrá cuatro años para trazar algún plan que reduzca la precariedad laboral de un país en donde la mitad de la fuerza de trabajo es informal. Ya durante la legislatura se verá si hay que invertir y cómo y cuánto en educación y salud para que el país sueñe con un futuro mejor. Ya habrá tiempo. Primero, seleccionar los rostros y los nombres que atraerán el voto. Porque a quién se le ocurre creer que los ciudadanos votan por los proyectos o por las soluciones. No. Las presidenciales están para elegir presidentes. Y por eso, lo importante ahora es que los aspirantes se decidan a serlo y seleccionen qué ideales u organizaciones calzan con lo que más adelante tratarán de definir como proyecto de Gobierno.