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Sophia Forneris: Aprendamos de Calígula

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Vestido con túnicas de seda y cubierto de joyas, Calígula pretendía ser un dios

Después de años infelices de purgas y juicios por traición, Roma dio la bienvenida a su nuevo emperador: Cayo César, el hijo menor del héroe de guerra Germánico, que había crecido rodeado de soldados y cuyo apodo era Calígula, que significa botas pequeñas.

Calígula era un joven del ejército de Roma y único hijo superviviente de un padre carismático; muchos esperaban que diera nueva vida a Roma.

Al principio, Calígula estuvo a la altura de las expectativas. Hizo regresar a muchas personas exiliadas y quemó ceremoniosamente los registros de los juicios por traición. Sin embargo, siete meses después de tomar el poder, enfermó. Aunque se recuperó, empezó a actuar de forma muy extraña. ¿Estaba enojado o simplemente estaba fingiendo? Algunos escritores creen que padecía de epilepsia, pero existen criterios divididos.

Vestido con túnicas de seda y cubierto de joyas, Calígula pretendía ser un dios. Obligó a los senadores a humillarse y a besarle los pies. Durante todo su tiempo en el poder estuvo gastando grandes cantidades de dinero. Su extravagancia pronto vació el tesoro de Roma. Y cuando esta empezó a perder liquidez, comenzó a chantajear a las principales familias romanas y a confiscar sus propiedades para auspiciar sus extravagancias.

Como muchos gobernantes de Roma que se perdieron en el poder, Calígula fue asesinado por las personas más cercanas a él. Por miedo a la posible represalia que pudiera haber, también asesinaron a su esposa e hijos.

Con esto me pregunto sinceramente : ¿tener buenas intenciones y querer hacer el ‘bien’ es suficiente para no cegar a una persona con tanto poder?

No me imagino lo que será levantarse un día y tener a todo un país a sus pies. Un día nadie le escucha, y al siguiente todas sus palabras son analizadas por Ecuavisa.

Tenemos una mala connotación de lo que es ser político. Entiendo que estamos acostumbrados a que esa palabra vaya de la mano con corrupción. Pero todavía no estoy totalmente convencida de que sea así. De lo que sí estoy segura es que buenas intenciones sin un buen equipo de trabajo no valen mucho.