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Sophia Forneris | Clases de gobernantes

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Hace unas semanas escuché a una prefecta decir : “Si no gobernamos nosotros, entonces, ¿quién lo hará?”

La corrupción en muchos países en transición ha alcanzado dimensiones que requieren soluciones urgentes. Está profundamente arraigada en casi todos los ámbitos de gobierno y es capaz de reproducirse por sí sola. Lo hemos visto en Ecuador en los últimos 10 años: una red de corrupción que se ha apoderado de todos los niveles del gobierno, local y nacional.

La información es el oxígeno de la democracia. Si los actos de quienes nos gobiernan están ocultos y la gente no sabe qué sucede es imposible participar en las soluciones de los asuntos públicos. Sin embargo, la información no es solo una necesidad de las personas, sino una parte esencial de la buena gobernanza. Un mal gobierno necesita secretos para sobrevivir. El secretismo suele conducir a soluciones ineficaces e injustas. Nuestros delegados ya no necesitan decir la verdad pues saben que con un buen video en TikTok pueden solucionar sus problemas en las campañas electorales. La mayoría de políticos no cumplen sus promesas y tampoco existen muchos que hablen con la verdad. La meta ya no es ser un político claro, conciso y honesto. Hoy el interés personal es lo más importante: cuánto pueden sacar mientras están en el poder. Muchos están en política por intereses propios, pero creo que aún existen algunos que sí velan por el bienestar común.

Hace unas semanas escuché a una prefecta decir : “Si no gobernamos nosotros, entonces, ¿quién lo hará?”. Yo, como muchos millennials, creo que estamos hartos de excusas. Esto ha generado desinterés hacia nuestros delegados y sus ideologías. Para estas elecciones es crucial que veamos más allá de los partidos políticos y analicemos quién realmente tiene un plan concreto para gobernar. Cuando no participamos en la democracia por desinterés o falta de información fortalecemos a delegados que no tienen educación ni sentido común para gobernar. Si no somos nosotros, ¿entonces quién será? A Ecuador solo lo salvamos nosotros. No existe un salvador que mágicamente desaparezca los apagones. Esto no significa que “si yo no gobierno, entonces le regalo a otro el puesto”. Significa que si un individuo que cree en el bienestar común no se presenta como opción de gobierno, solo quedarán quienes buscan su beneficio personal.