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Sophia Forneris: Define a un buen líder

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Para gobernar hay que tener un cierto perfil, no cualquiera lo puede hacer

Cuando pienso en líderes inspiradores en tiempos de crisis siempre pienso en Zenobia, reina de Palmira, que desafió al Imperio Romano. La ubicación geográfica de Palmira era privilegiada. Situada en el desierto de Efca, en Siria, fue punto de encuentro entre Oriente y Occidente. Como ciudad caravanera tuvo gran importancia en el control de las rutas comerciales desde Extremo Oriente, pasando por el Próximo Oriente y desembocando en el Mediterráneo. Su belleza e importancia cultural se mantuvieron a lo largo de la historia, convirtiendo a la antigua ciudad y sus famosas ruinas en uno de los atractivos turísticos más importantes de Siria. En 1980 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Al fallecer su esposo, Zenobia fue designada reina de Palmira porque su hijo era menor de edad. Según la Historia Augusta, era sabia al dar consejos, tenaz en los planes, firme con los soldados y generosa o dura cuando era preciso. Lo más destacable es que en un mundo gobernado por hombres ella supo reinar con ambición y astucia, rompiendo esquemas con su vestuario y comportamiento. Además, fue una reina eficiente y culta, patrona de artistas y filósofos. En su breve reinado organizó un imperio oriental, abarcando Siria, Arabia, Egipto y partes de Anatolia. Fue la primera voz árabe en oponerse a la superpotencia de la época: Roma. Con gran astucia militar logró mantener a raya a los persas y conquistar terrenos que pertenecían al Imperio Romano. Ella se aprovechó de la grave crisis en que se veía el nuevo emperador romano, Claudio II Gótico, por la amenaza de los godos, los galos y la tribu germánica.

Para gobernar hay que tener un cierto perfil, no cualquiera lo puede hacer. Los buenos líderes poseen conciencia de sí mismos, tienen credibilidad, se centran en la construcción de relaciones estratégicas, con una tendencia a la acción; exhiben humildad, pero al mismo tiempo empoderan a los demás. Se mantienen auténticos y se convierten en modelos a seguir.

Cuando nosotros, los ciudadanos, elevemos los estándares sobre quién está calificado para gobernar, veremos verdaderos cambios en nuestros líderes.