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Sophia Forneris: Déjalos comer pastel

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Ni a la oposición, ni a la mayoría; todos están verdaderamente podridos por dentro

En 2019, cuando regresé a Ecuador, lo hice por amor. A diferencia de muchos, yo elegí volver, nadie me obligó. No se me acabó la visa, ni me quedé sin trabajo. Es más, cuando renuncié a mi trabajo en el extranjero me enteré de que me iban a dar un ascenso, pero mis ansias por volver a mi país fueron más fuertes. No regresé por un mejor trabajo, ni porque la seguridad mejoró o porque habían más oportunidades; regresé porque creo que Ecuador es un país con mucho potencial que se ha visto inmerso en contaste corrupción porque el interés personal siempre es más fuerte para nuestros gobernantes. Esto lo digo porque ya llevo más de cinco años aquí y me encuentro en medio de otro apagón, tratando de entender cómo vamos a salir de esta.

Sí, sí, culpemos a todos. La peor sequía en 61 años. También culpemos a los correístas, a la fiscal y a los asambleístas. Pero seguimos en lo mismo; escucho muchos planes semiestructurados que nunca funcionan. Y en realidad no les creo a ninguno. Ni a la oposición, ni a la mayoría; todos están verdaderamente podridos por dentro. Lo digo con tanta delicadeza porque vemos sicarios diariamente en las calles y lo único que escuchamos de nuestros delegados son peleas de egos.

Pero se acercan las elecciones y ahí los veremos. A todos con la solución maestra. La que nos va a sacar de este hueco. Planes que ellos nos dirán que ya están listos para ejecutarse. Que tienen asesores extranjeros, que ellos sí saben qué se tiene que hacer. Pero una vez elegidos, el cuento del gallo pelón se repite; se olvidan de lo que prometieron y por supuesto, siempre al momento de implementar su plan no se lo puede ejecutar porque (insertar partido político) está buscando otro juicio político para otro delegado igual de corrupto que ellos.

Siempre trato que mis columnas terminen con un tomo más optimista o con alguna solución, pero para explicar una mala planificación y pésima ejecución no tengo comentarios. Y eso lamentablemente es lo que vivimos en estos momentos.

¡Qué les va a importar!, si ya ellos se amarraron la vida. Verdaderamente nos dicen: ‘let them eat cake’.