Sophia Forneris | ¿Qué mensaje queremos comunicar?
¿Cómo se transportaron o llevaron los pedidos y la información a quienes tomaban las decisiones importantes?
El Imperio Romano era una sociedad cosmopolita y multicultural, y personas de todo el mundo venían a vivir y trabajar a sus ciudades. Esto creó una cultura rica y vibrante, donde se podían intercambiar libremente noticias e ideas. Los antiguos romanos eran maestros de la comunicación y sus sistemas ayudaron a conectar un imperio que se extendía desde Gran Bretaña hasta el norte de África y Oriente Medio.
Uno de los principales factores de éxito de los romanos fue su capacidad para comunicarse en todo su vasto imperio, adoptaron métodos innovadores, utilizando sus recursos de manera efectiva. Uno de estos métodos fue crear su propio servicio postal conocido como ‘Curus Publicus’, para ayudar a los gobernadores de provincias distantes a comunicarse con los ciudadanos en la capital.
Los romanos también tenían ‘praecones’. Los pregoneros anunciaban verbalmente diversa información, por ejemplo, avisos públicos y noticias. Ellos laboraban en sectores rurales o de poblaciones pequeñas para dar a conocer aquellos acuerdos de carácter general y urgente que interesan a todo el vecindario, así como para dar difusión de anuncios comerciales de carácter particular y circunstancial, pérdidas de objetos, etcétera.
Esto me llevó a hacerme las siguientes preguntas: ¿cómo se estableció la comunicación política efectiva durante tantos años? ¿Existió quizás una estructura de alguna manera holística? ¿Cómo se transportaron o llevaron los pedidos y la información a quienes tomaban las decisiones importantes?.
En nuestro mundo, el arte de la comunicación es imperativo para las figuras políticas. Las carreras políticas se han hecho (y deshecho) gracias a la buena (o mala) comunicación que pueden manejar. Hemos visto en la actualidad como un mensaje publicado en X puede cambiar la trayectoria de muchos delegados.
En el arte de la comunicación tiene que existir una estructura clara en la cual los ciudadanos se sientan escuchados por la República, y al mismo tiempo, que los planes de trabajo del Gobierno sean entendidos e implementados por todos los ciudadanos.
