Sophia Forneris | ‘Solo’ ocho horas
No considero motivo de celebración que los cortes de electricidad se reduzcan de doce a ocho horas
El liderazgo se valora especialmente cuando estamos bajo la influencia de un mal líder, sea un educador, entrenador, jefe o alguien en el servicio público. El contexto no importa; todos reconocemos la diferencia entre un buen líder y uno malo.
La mayoría de líderes no tienen reparos en castigar a sus enemigos, el problema surge cuando deben lidiar con sus allegados. Un mal líder tiende a encubrir los errores de sus amigos y culpar a sus enemigos por los problemas que él mismo provoca. Un ejemplo claro es el del Ministerio de Ambiente. Antes de la llegada de Inés Manzano estaba liderado por una persona inexperta, sin sentido común, enfrentando la peor crisis ambiental de los últimos cinco años. Hay que reconocer la valentía de la ministra Manzano, quien desde el primer día se ha convertido en la principal figura que representa las decisiones del Gobierno. Aunque su tarea ha sido compleja y muchas veces sin un horizonte claro, ha enfrentado su rol con respeto y carácter. Entonces, ¿por qué no fue elegida desde el principio? En su lugar se priorizó la amistad del presidente, dejando el cargo en manos de alguien sin las competencias necesarias. Este error es responsabilidad directa del presidente. Y no solo ha designado a amigos como ministros, ahora los convoca como candidatos a la Asamblea, desde otro rol. No estoy en desacuerdo con todas sus decisiones, muchas de ellas me parecen acertadas. No obstante, la elección de ministros refleja su falta de experiencia en el servicio público. Sus fotos de campaña y las propuestas estructuradas por asesores me generan desconfianza, pues no creo en agradecer por cumplir con lo mínimo necesario. Por ejemplo, no considero motivo de celebración que los cortes de electricidad se reduzcan de doce a ocho horas. Es responsabilidad del Estado garantizar que tengamos acceso a agua, luz e internet sin excusas. Pago mis servicios básicos con mi trabajo, no es un regalo. Por eso me niego a aplaudir la mediocridad.
Espero que con el tiempo y la experiencia el presidente aprenda a rodearse de delegados competentes y deje de priorizar a quienes conoce. La confianza del pueblo merece algo más que favores personales.