Sophia Forneris: El ‘presi’, pero gringo
Lo más importante para los ciudadanos estadounidense es aceptar los resultados y tratar de respetar la voz de la mayoría
Los votantes estadounidenses acudirán a las urnas este martes para elegir a su nuevo presidente. Es común que los resultados sean entregados el mismo día, pero en estas elecciones dudo que este sea el caso, ya que esta vez la carrera reñida en muchos estados hace que sea casi imposible descifrar correctamente quién será el próximo presidente de EE.UU. La vicepresidenta demócrata Kamala Harris y el expresidente republicano Donald Trump han estado compitiendo codo a codo durante semanas, motivando a ciudadanos indecisos a hacer una elección entre los dos candidatos. Ambos representan grupos demográficos completamente diferentes, demostrando cuán dividida está la ciudadanía en estos momentos. Durante la convención democrática de agosto la batalla por los derechos reproductivos ocupó un lugar central de la conversación. El mensaje principal de Harris ese día fue la libertad, específicamente la libertad para elegir. En este artículo podría hablar de muchos temas que son importantes para estas elecciones, pero quiero hablar del más importante para mí, los derechos de las mujeres. Dos tipos de feminismo han dominado el movimiento por los derechos de las mujeres estadounidenses. El primero enfatizando las diferencias de mujeres y hombres y sus distintos roles en la sociedad, y el segundo relacionado a las mujeres y la autonomía.
La estrategia antiaborto de Trump no comulgó con la mayoría de mujeres votantes; fracasó tanto que su esposa Melania tuvo que declararse partidaria del derecho a decidir, y condenó enérgicamente las opiniones de su esposo sobre el tema, en un intento de evitar más conmoción entre los votantes.
De alguna forma, esto nos muestra la importancia y poder que tienen las mujeres estadounidenses en transformar y mejorar las políticas de ese país. Considerando que el segundo tipo de feminismo es el más afectado en el presente, será curioso ver cómo las prioridades del país reflejan ese cambio. Lo más importante para los ciudadanos estadounidense es aceptar los resultados y tratar de respetar la voz de la mayoría, entendiendo que eso no significa dejar de luchar por lo que creen relevante.