2022, de oportunidades
Para que sea un año de oportunidades debemos aquilatar con prudencia nuestras metas y avanzar hacia ellas.
El gran Víctor Hugo decía: “El futuro tiene muchos nombres: Para los débiles es lo inalcanzable; para los temerosos, lo desconocido; para los valientes, la oportunidad... Quiero sentirme valiente y creer que el 2022 será un año de grandes oportunidades.
Quizá la más grande radica en la salud de los ecuatorianos, que al haber sido vacunados contra la COVID-19, en más del 70 %, hemos podido resistir y seguimos resistiendo a la variante ómicron.
Casi 13 millones de compatriotas, sobre los 5 años de edad, hemos recibido al menos las 2 dosis de la vacuna, gracias a un plan exitoso que se ha convertido en referencia mundial. Es cierto que faltan más de 2 millones de ecuatorianos y que las provincias de la Amazonía son las que tienen menores índices de inoculación contra la COVID-19, pero hasta ahora hemos salido bien librados de esta nueva ola de contagios, donde la necesidad de plazas en Unidades de Cuidados Intensivos no tiene los alcances del inicio de la pandemia.
Sin dormirnos en los laureles, la mayor recomendación de los expertos es cuidarnos, y así como el amor debe empezar por nosotros mismos, el cuidado también, aunque suene a recomendación absurda cuando se ha confirmado que tenemos un contagio comunitario, lo que se traduce en no saber quién o cómo nos trae la enfermedad.
Hasta el último día de 2021, esperé con atención algún anuncio de Nelsa Curbelo, presidenta de la Comisión de Pacificación de las cárceles. No somos pocos los que creemos que las bandas delictivas responsables de las matanzas en las prisiones y los altísimos niveles de inseguridad y violencia en las calles, alcanzarán un acuerdo para poner fin a las venganzas mortales que mantienen en vilo al país. No se me van de la mente las imágenes tormentosas de los familiares de los reos asesinados, en su mayoría sin sentencia y jóvenes menores a los 25 años de edad. El acuerdo parece posible y aunque significará apenas el principio, será un paso inmenso para no repetir la barbarie que ha marcado el año que pasó.
Sin ser experta en economía, quisiera creer que se han sentado las bases de la recuperación empezando por el empleo. Oficialmente, se han recobrado cerca de 300 mil plazas durante el 2021. No es suficiente, lo sabemos, pero alienta. Falta, por otro lado, un esfuerzo mayor en materia de educación, tomando en cuenta que al menos 90 mil estudiantes no han regresado a las aulas desde que empezó la pandemia, y los vacíos de los alumnos en clases virtuales son obvios y tendrán consecuencias. Que han sido tiempos de aprendizaje general, no hay duda, pero los esfuerzos que se hacen desde el Gobierno y desde el ámbito familiar y privado, no cubren las necesidades de educación de nuestros niños y jóvenes…
Una noticia me dio esperanzas en la última semana del año y fue la fusión de los equipos de ciclismo de Movistar y Best PC, creando así una nueva escuadra continental con miras a las principales competencias en que primará el ciclismo de Ecuador. Aquello que se creía impensable, fue posible y es un ejemplo de lo que podemos lograr cuando hay buena voluntad.
Ojalá veamos reflejado este ejemplo en materia política. En nada ayuda mantener como muletilla la amenaza de nuevos levantamientos populares, cuando ni siquiera nos recuperamos de las pérdidas que sufrimos en octubre de 2019.
Para que sea un año de oportunidades debemos aquilatar con prudencia nuestras metas y avanzar hacia ellas. Necesitamos objetivos claros, estrategia y disciplina, sin dejar que tales obligaciones nos roben la alegría y eso es obligación de cada uno de nosotros. Total, como aconseja el afamado escritor americano Robert Brault: “Disfruta de las pequeñas cosas, porque tal vez un día mires atrás y te des cuenta de que eran las grandes”. ¡Feliz año 2022! Gracias desde el alma por leerme.