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Guillermo Lasso durante su visita a Colombia
Guillermo LassoIlustración Teddy Cabrera

Primero a Colombia

Ecuador no solo es un país vecino, sino el destino de $ 1.543 millones en ventas anuales de sus productos, y residencia y refugio de 250.000 colombianos

Que el presidente electo haya escogido a Colombia para su primer destino internacional, da luces de las prioridades del futuro gobierno de Guillermo Lasso. Fue al Palacio de Nariño buscando afianzar relaciones en materia de seguridad y comercio y, sobre todo, persiguiendo un empujón para ingresar a la Alianza del Pacífico. Como era de esperarse, el presidente Iván Duque le ofreció apoyo inmediato. Después de todo, Ecuador no solo es un país vecino, sino el destino de 1.543 millones de dólares en ventas anuales de sus productos, y lugar de residencia y refugio de al menos 250.000 colombianos. No son pocos los que dicen que nuestro vecino del norte puede ser tan cercano y tan distante.

Una distancia no geográfica, sino principalmente política. En 2008, por ejemplo, durante el gobierno de Álvaro Uribe, el entonces presidente Rafael Correa ordenó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, luego del ataque a un campamento guerrillero en Angostura, violando la soberanía nacional, que dejó como resultado la muerte de Raúl Reyes, el número 2 de las FARC, la organización guerrillera más poderosa de aquellos tiempos en Colombia. Actuó como ministro de Defensa Juan Manuel Santos, quien se convertiría en el sucesor de Uribe y como tal en gestor del restablecimiento de las relaciones entre Bogotá y Quito.

Para entonces, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) destacaba a Ecuador como el país de América Latina que acogía al mayor número de refugiados: 70.000 hasta septiembre de 2020, el 95 % de ellos colombianos que habían huido de la violencia desatada en las zonas donde operaba la guerrilla.

Una guerrilla feroz que actuaba geográficamente más cerca de Quito que de Bogotá y que estaba dividida prácticamente en dos organizaciones: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que negociaron un acuerdo de paz en Cuba, y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que tuvo a Ecuador y al gobierno de Rafael Correa como sus generosos anfitriones. El acuerdo de paz que en teoría buscaban jamás se concretó, así como tampoco se frenó el desplazamiento de colombianos que seguían llegando a nuestro país buscando refugio.

Al margen de las cifras de desplazados y refugiados, hasta el año pasado en los registros oficiales constaban 191.537 inmigrantes colombianos en Ecuador, más allá del subregistro que aceptan las autoridades. Todo esto para demostrar cuán relacionada está Colombia con Ecuador y viceversa, y la necesidad lógica de aunar esfuerzos para alcanzar días mejores.

Guillermo Lasso al parecer lo tiene claro y aunque no trascendieron todos los temas tratados con Iván Duque en el Palacio de Nariño, es fácil imaginar que se incluyó la problemática del reinicio de las fumigaciones con glifosato en la frontera común, zona donde están identificados al menos 63 pasos fronterizos ilegales, que sirven para el transporte de drogas y más.

Seguridad, comercio, Alianza del Pacífico, los temas de interés del gobierno entrante… Cómo se nota que hay un cambio de rumbo. Y no menciono en las diferencias al régimen de Lenín Moreno, por reconocerse a sí mismo como un gobierno de transición. Pues bien, el primer viaje internacional de Rafael Correa como presidente fue a Río de Janeiro y aunque el tema era Mercosur, primaba el interés político del socialismo del siglo XXI. Estuve allí como reportera y la estrella de la cita era el presidente Hugo Chávez. Vi cómo lo abrazaba a Rafael Correa, llamándolo “mi muchacho” en una genuina muestra de cariño. Así arrancó el gobierno de Correa. No tengo que contarles cómo terminaría.