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Ilustración de columna Gol de la Asamblea
Ilustración de columna Gol de la AsambleaIlustración Teddy Cabrera

Gol de la Asamblea

Por ahora, la Ley de Extinción de Dominio está en manos del Ejecutivo. Al presidente Lenín Moreno le corresponderá ponerle el ejecútese

La historia va así (o así fue como la escuché). Eran los años 50 y se jugaba el campeonato provincial de fútbol en Manabí. El equipo de Bahía de Caráquez ganaba abultadamente como visitante al Calceta, 11 goles a 0. En el minuto 44 del segundo tiempo, un jugador del cuadro local se descolgó del pelotón y marcó el primer gol para Calceta, provocando una gran emoción entre los aficionados. Entonces, desde las gradas, se escuchó un grito de euforia: “¡Al empate Calceta!”. El periodista y poeta Fernando Artieda narraba esta historia con pasión y sin bromas, relievando el espíritu humano que nunca se despoja de la esperanza, aun cuando todo parezca perdido…

“¡Al empate Calceta!” me dije en silencio cuando la noche del martes 19 la Asamblea Nacional aprobó la Ley de Extinción de Dominio, tras una larga espera de más de un año, desde que fue presentada como iniciativa del legislador Fabricio Villamar en octubre de 2019… Había, y aún hay, demasiados intereses para que este proyecto no se concrete. Fue necesaria la presión mediática y defensores como Mae Montaño, Henry Cucalón, Jeannine Cruz y Raúl Tello, ponente de la ley, entre otros. Las maniobras que se intentaron hasta última hora no pudieron con la decisión de 131 asambleístas, en el fondo convencidos de tener una enorme deuda con sus electores, los mismos que han calificado como un desastre el desempeño del Poder Legislativo. La Asamblea Nacional ha ido perdiendo por goleada, pero esta anotación de la Ley de Extinción de Dominio parece remover las barras y darle una bocanada de aire fresco, acaso una señal de que no todo está perdido. Quizás por eso en mi imaginación escuché gritar “¡Al empate Calceta!”.

Tal vez por ser una optimista incorregible, anido la ilusión de que en las semanas que le quedan a esta Asamblea, podrá hacer cosas que no hizo; avanzar en temas pendientes y que son vitales para la democracia y el futuro, como es la propuesta de reforma parcial a la Constitución, pero en sus condiciones originales, pues se debe respetar esa iniciativa ciudadana que cuenta con el respaldo de 173 mil firmas y que lleva también el legado de Julio César Trujillo, en su anhelo por reforzar la institucionalidad democrática.

Por ahora, la Ley de Extinción de Dominio está en manos del Ejecutivo. Al presidente Lenín Moreno le corresponderá ponerle el ejecútese y demostrar que habilita una herramienta de control, que permitirá acabar con la propiedad de bienes de origen ilícito o injustificado.

Una ley que se regirá bajo los principios del derecho a la propiedad, nulidad de origen, retrospectividad, imprescriptibilidad… Como lo han repetido sus defensores, hará viable un viejo anhelo de los ecuatorianos: que los bienes adquiridos con dineros sucios, sin importar el tiempo que haya pasado, no puedan ser gozados por cualquier delincuente, aunque tengan cuello blanco.

Sin duda, amigo lector, le habrá pasado o conoce de casos así: un ciudadano común va a hacer un depósito de cinco mil dólares en efectivo y el banco le exige un montón de información para comprobar el origen de ese monto. Y quizás, en ese mismo momento, un delincuente en cambio está adquiriendo un bien inmueble en un millón de dólares y nadie le está exigiendo explicación alguna. No da cuentas, ni justificaciones. No entrega pruebas del origen lícito del millón. Con la Ley de Extinción de Dominio, usada correctamente, la propiedad de los bienes malhabidos podrá acabarse e ir al Estado sin dilaciones mayores. Si termina siendo así, la Asamblea le habrá metido un golazo a la delincuencia.