Ilustración juicio a ministra
El trabajo arduo e incesante de la  ministra está fuera de discusión.ILUSTRACIÓN TEDDY CABRERA

El juicio insolente

A estas alturas del régimen ¿sirve de algo enjuiciar a la ministra de Gobierno por el uso de bombas lacrimógenas caducadas, en las jornadas de octubre de 2019? La respuesta es No.

Pese a las excepciones que existen en la Asamblea Nacional, con un puñado de legisladores que se escapan de la crítica generalizada a sus integrantes, la historia recogerá a este período legislativo como uno de los peores de la vida democrática del país. La principal razón es el manto de oscuridad que cubre a buena parte de los asambleístas investigados por la Justicia; procesados en algunos casos, destituidos y hasta encarcelados… Es motivo de vergüenza que la credibilidad haya caído al mínimo histórico de 2 % según una encuesta de agosto pasado, de la firma Cedatos-Gallup. Pues bien, esta Asamblea, irrespetuosa para con sus mandantes, el país entero, lleva adelante un juicio insolente, banal, que no se compadece con la realidad del Ecuador.

¿Qué se está haciendo en el Legislativo, para procurar un acuerdo mínimo de recuperación económica tras vivir una pandemia? ¿Cómo se están cuidando los derechos de los trabajadores afectados por las consecuencias del coronavirus? ¿De qué manera se hace cumplir la ley de emergencia económica en cuanto a la contratación y pago a los profesionales de la salud? Y los esfuerzos para mejorar la falta de conectividad que impide a tantos niños ecuatorianos acceder a su derecho a la educación?

Como si esto fuera poco, no se avanza con el ritmo necesario en leyes que Ecuador necesita. La ley de extinción de dominio, por ejemplo. Vemos a muchos asambleístas concentrados en juicios políticos que a esas alturas resultan inservibles, salvo para los afanes mediáticos de unos cuantos. Pregunto: A estas alturas del régimen, a 4 meses de las elecciones generales, ¿sirve de algo enjuiciar a la ministra de Gobierno por el uso de bombas lacrimógenas caducadas, en las violentas jornadas de octubre de 2019? La respuesta es no, salvo que fuese el punto de partida para hablar del uso de la fuerza, del porte y utilización de armas. Cuando el Consejo de Administración Legislativa, CAL, calificó el juicio a María Paula Romo, se dejaron establecidos 3 puntos. Ninguno de ellos tiene que ver con el manoseado tema del reparto de hospitales.

En estos días, uno de los asambleístas interpelantes ha adelantado que buscará un tercer nuevo juicio contra la ministra, ahora sí por el “reparto” de hospitales, un señalamiento que Romo ha desmentido en varias de sus comparecencias ante la Asamblea Nacional. Sí, en sus 2 años como ministra, ha acudido en 37 ocasiones y la número 38 promete ser el próximo 31 de octubre. Solo entonces sabremos si el juicio político pasará al pleno, donde se requieren 91 votos para su censura y destitución. No me extrañaría que esta comparecencia sea presencial por parte de Romo, aunque sus juzgadores permanezcan en la comodidad de sus hogares, porque el reglamento del teletrabajo de la Asamblea lo permite. Trascendió la indignación de los miembros de la Comisión de Fiscalización, pues la ministra fue “altanera” al pedir mirarlos a los ojos cuando los escuche, y ellos la escuchen a ella. Respetando sus opiniones, me parece increíble que no hayan vuelto a las curules cuando hay luz verde con aforos máximos, para casi todas las demás actividades del país.

Podemos o no coincidir con María Paula Romo, pero su trabajo arduo e incesante está fuera de discusión. Es la mejor vocera del gobierno de Lenín Moreno, y evidentemente por sus manos pasan todas o casi todas las grandes decisiones del régimen. ¿Que se equivoca? Por supuesto, pero no le teme a ninguna lucha. Y ese coraje es digno de ejemplo.

Hace poco la vimos encabezando un acto en la Policía Nacional. Lucía serena en la ceremonia. Poco después, ante los medios de comunicación, defendía apasionadamente las acciones emprendidas para recuperar los fondos perdidos por el Isspol, en un escandaloso fraude que es de dominio público. Cuando los micrófonos se apagaron, se la escuchó decir que en los días que le quedan como ministra, no descansará hasta recuperar el dinero robado a la jubilación de sus policías.

Sea cual fuere el resultado del segundo juicio político contra María Paula Romo, una cosa es cierta: la Asamblea no será mejor calificada por si la libran o no de la censura. Cuando el tiempo pase, nadie recordará el juicio insolente. Difícilmente se olvidará, empero, el 2 % de aceptación alcanzado por la Asamblea en 2020.