Willington Paredes | Atrapados y entrampados

Es como si la democracia, que tenía que recomponerse socialmente la hubieran extraviado; o se nos extravió
El tiempo humano es social, con todo lo que esto comprende y abarca. Por eso los calendarios y relojes, productos humanos y mundanos, los señalan y marcan. Siempre son motivo de presagios. Contienen pasado, presente y futuro. En tiempos de crisis política se hace más evidente su presencia y efectos, como en el Ecuador de hoy. Por eso “entrampados y atrapados” nos remite a una lógica sociopolítica de la temporalidad que nos determina desde 1979. En efecto, desde el retorno a la democracia, que puso fin a las dictaduras militares hasta hoy, andamos perdidos. Es como si la democracia, que tenía que recomponerse socialmente la hubieran extraviado; o se nos extravió. Se volvió evanescente. Su proceso de evaporación tiene que ver con la esencia y consistencia de la democracia. Y esto nos remite al comportamiento de los líderes, de los partidos y de las diferentes organizaciones políticas, sociales, sindicales, culturales, educativas, empresariales, etc. Sobre todo con la conducta y accionar de los líderes, pues hemos tenido liderazgos valiosos, improvisados, obscuros, de temporalidad fugaz, de dudosa transparencia, etc. Ellos dejaron un plus de un tiempo tóxico que marca su negatividad. Aparecieron por circunstancias excepcionales que los pusieron en la política. Ese tipo de líderes son los que han sometido, marcado y direccionado los procesos políticos actuales. Son hombres y mujeres de palabra hueca, fácil, de obscura intransparencia. Personajes hechos por el ‘marketing’, las maniobras y sobre todo de ese claroscuro que no deja ver la claridad de sus ideas pero sí devela y rebela las evidencias y efectos concretos de sus acciones. Ellos se han encargado de hacernos transitar por la ruta del fundamentalismo mercadorista y el estatismo dogmático. Todos han descartado, olvidado y omitido la sociedad civil como el colectivo al cual tienen que dirigirse las acciones del mercado y del Estado. Esto está determinando que el futuro sea incierto, porque los líderes políticos son sombras fantasmales que emergen de pactos monstruosos. Por eso las olas en las que navega la nave del país están hechas por aguas pestilentes, por una marea roja, verde, azul, morada, amarilla, de la cual salen maniobras tempestuosas y hacen el futuro más sombrío.