Willington Paredes: Ahora, el Ecuador real

La segunda realidad que se muestra, con sus crudas evidencias cualitativas y cuantitativas, es coyuntural y estructural del Ecuador de hoy
Toda elección inventa hechos y factores que no existen en la sociedad. Luego del proceso poselectoral las realidades aparecen mostrando sus crudas evidencias. La primera, que ADN triunfó por la convergencia de tres factores activos: 1) Por la incidencia de un electorado joven (18-30 años) que escogió a Noboa porque por edad se sitúa fuera de la polarización, odio patológico de clase (de Correa y sus acólitos) y el autoritarismo activo en RC5. 2) El rechazo regional andino y oriental al proyecto despótico del correísmo. 3) La fuerte presencia de un electorado mayor de 40 años que vivió y sufrió los efectos del correísmo odiador, especialmente maestros y jubilados. Además, la omnipresencia de la voz e imagen de Correa no cambió su estructura real. El maquillaje precipitado de González en la campaña que la sociedad lo percibió como falso y simulado. Pero nos deja con una fuerza política regional en las zonas donde el Estado no tiene plena soberanía y donde la sociopolítica ha hecho ‘casa propia’ en alianza espuria entre la narcopolítica y la delincuencia.
La segunda realidad que se muestra, con sus crudas evidencias cualitativas y cuantitativas, es coyuntural y estructural del Ecuador de hoy. Y son: la herencia que recibe Noboa es un país sitiado y carcomido por la narcopolítica, crisis económica (caída de la producción petrolera, déficit fiscal, atraso de pagos, deuda externa, etc.), desempleo, pobreza, desnutrición infantil, zonas donde las mafias y el narcotráfico han creado sus cuarteles, etc. Junto a esto hay una ascendente corrupción en las más diversas instituciones del Estado (ejecutiva, legislativa, judicial, militar, policial, etc.). También están activos un pésimo sistema de salud, una educación de mala calidad y un ejército creciente de ninis (jóvenes que ni estudian ni trabajan).
La sociedad no quiere discursos demagógicos, imágenes y marqueteros, ni una asamblea conspiradora. No demandan milagros sino un Ejecutivo que cumpla y que resuelva los grandes problemas que aquejan al país. El presente-futuro no se enfrenta ni soluciona con ‘spots’, gafas, cartones, etc., requiere decisiones urgentes, acciones gubernamentales concretas y precisas; y que el país perciba que por la vía democrática se solucionen sus problemas.