Willington Paredes: Pirotecnia, explosión, quema y testamento
Revivirán y quemarán la narcopolítica
El fin del 2023 barrial, callejero y de ciudadelas aniñadas es singular: fanesca sociopolítica, económica y cultural. Siempre activa, habladora y expresiva de lo humano, urbano y mundano. Así es Ecuador de pirotecnia y radio bemba al día. Igual que los políticos de hoy: hablan mucho o poco; pero sigue mudo el cartón-imagen electoral. El otro no sale, aunque pacta y actúa en su ‘retiro’. O del prófugo, de continuas y patológicas incontinencias de verborrea y habladurías; siempre mentiroso. Sigue mostrando, con cinismo, sus relaciones-nexos con lo siniestro y mortal de la narcomafia: “prohibida de olvidar”.
Está el testamento escrito y hablado del Ecuador que no se pierde en la desesperanza. Insiste y persiste aunque la narcopolítica asesinó su vocero, escritor y paradigma de la valentía ética necesaria: Fernando Villavicencio. Él y Pancho Huerta (con informe de Angostura) dejaron el testamento, escrito y publicado del Ecuador inclaudicable. La Fiscalía no se paraliza por la ofensiva de RC y el jefe de la ‘faldita roja’, con huellas de Odebrecht, las eléctricas, Dhruvs, narcovalija, comecheque, etc. Tampoco la detendrán trolls y políticos de la Asamblea.
El 2023 termina con todo y de todo: orgullo y vanidad doblegados del banquero que quiso y no pudo. También de historia e histeria de asambleístas analfabetos funcionales, con graves discapacidades mentales públicas que su poca razón no controla. Hoy habrá velorio con quaker y metástasis. Aunque quaker es quaker, lo demás es cuento. Todo deja ver oscuridad, intransparencia y perversión política.
El testamento seguirá el 2024 con los signos, señales, nombres, lugares y fechas de la metástasis jurídica, política, institucional etc., como mal estructural que los políticos mafiosos joden con su deseo del narcoestado. Esto destruye al Ecuador que nos legaron quienes sí tuvieron lo que les falta a gobernantes, políticos y aprendices de títeres y titiriteros.
Farra, cena y quema no terminan hoy, seguirán exigiendo el silabario ético. Ojalá no sea deseo desesperado de búsqueda, pues el juego perverso de máscaras, caretas y pirotecnias seguirá quemando bandera, himno y todo. Pero la ética, honestidad y decencia política no las quema el fuego de la corrupción. Revivirán y quemarán la narcopolítica.