Willington Paredes: Qué viene o qué vendrá
Aunque parece no haber posibilidad de salida, los honestos, los pocos políticos de práctica ética y la ciudadanía critica insistirán en cambiar
El 2024 será igual al 2023 y diferente en hechos y procesos. Seguirán vigentes y activos factores ideológicos, socioculturales, económicos, políticos, institucionales, etc. Sobresalen: inseguridad, crisis económica y fiscal, desinstitucionalización, corrupción y el gran mal: la narcopolítica. No habrá lugar a visiones ingenuas creadas por dogmas ideológicos de “cambios políticos” que chocan con la cruda y ruda realidad del país. Los primeros provienen de los afectados e infectados de la metástasis, narcopolítica y simbiosis, tejida como telaraña, con líderes y partidos. Fluctuará entre realismo, fantasía, demagogia y continuidad de consignas vacías que salen de la cultura ideológica-política de la bastarda clase política amancebada continuamente con las mafias y la narcopolítica.
Habrá que atreverse y reprisar el espíritu de don Villa: tener la valentía de sacarles la careta a los títeres y titereros que acostumbran exhibir en escenarios adornados con farsas para distraer la atención, confundir la opinión y atrapar la ingenuidad ciudadana en la telaraña de sus intereses creados. Así no podrán seguir presentándose como salvadores de la patria. El país buscará ir más allá de las consignas, las medias palabras, los silencios, las palabras huecas y vacías que ya no convencen ni a sordos y ciegos. Continuarán, como decía Velasco Ibarra, entontecidos por el dinero. Lo que vendrá está en los códigos secretos que hay que descifrar; también en las pistas que hay que atreverse a investigar. La mayor de ellas: el escenario del próximo carnaval electoral que dicen estará más allá del bien y el mal, de la violencia cotidiana, la sangre, heridos y muertos que dejan la cotidianeidad existencial del Ecuador sufriente de hoy.
Aunque parece no haber posibilidad de salida, los honestos, los pocos políticos de práctica ética y la ciudadanía critica insistirán en cambiar esta situación. Aún hay gente honrada que cree y se compromete por hallar nuevos rumbos a nuestra historia cuyo destino no debe seguir en manos de mafiosos y la narcopolítica. Debemos seguir buscando los nuevos rumbos, yendo hacia un Ecuador honesto, ético, que no se cansa de combatir la corrupción, denunciar los mafiosos y exigir un accionar transparente, más allá de la consulta.