Xavier Flores: La terrible caída
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Vivió el tiempo suficiente para observar los inicios de la desintegración de la sociedad
Moritz Thomsen fue un escritor estadounidense nacido en Seattle que se radicó en 1964, a sus 48 años, en el Ecuador. Vivió en la provincia de Esmeraldas, donde se encontró con “el desesperante mundo de la pobreza, un mundo más brutal que cualquier cosa que yo haya imaginado”.
Thomsen calificó a la pobreza como una forma de locura (“insanity”), por la cual palpó “un mundo de sufrimiento y de muerte temprana, de heridas abiertas y hambre (…), de malicia, envidia, celos, de hermanos robando a hermanos; en resumen, una sociedad sometida a estas insoportables presiones, que se empieza a desintegrar”.
Vivió el tiempo suficiente para observar los inicios de la desintegración de la sociedad. Tras residir alrededor de veinte años en Esmeraldas, Thomsen reconoció unos cambios en el pueblo, siempre para peor.
En un libro póstumo, publicado el 2018, ‘Bad news from a black coast’ (Malas noticias desde una costa negra), Thomsen lanzó la siguiente advertencia: “sentí que pronto, si tan sólo pudiera vivir unos años, podría ver a bandas de ladrones y asesinos”, y que la ciudad de Esmeraldas “existía tan solo para ser destruida y, en un futuro no distante, ser entregada a las llamas”.
Moritz Thomsen concebía este proceso de autodestrucción como una caída. Tomó una frase del premio Nobel de Literatura del año 2001, el trinitario V. S. Naipaul, para explicar la triste naturaleza de la caída: “El colapso de la sensibilidad”, dijo, “qué hermosa frase para describir lo que suele ocurrir en los países más pobres entre los pobres, esa terrible caída a la animalidad”.
Un Estado ausente permite esta terrible caída. La principal razón de la existencia del Estado es garantizar la seguridad de la población en su territorio. Pero el Estado del Ecuador es muy incapaz de garantizar cualquier derecho a su población, incluido el derecho a la vida (Ecuador es uno de los territorios más violentos del mundo, cuya tasa de muertes violentas por cada 100.000 habitantes es de las más altas del mundo).
El Estado ausente del Ecuador ha resignado el control de buena parte de su territorio, que ha pasado a la atroz gobernanza de grupos de delincuencia organizada, cuya economía consiste en la exportación de drogas a un primer mundo ávido de ellas y en la explotación inmisericorde de los pobladores de los amplios territorios sobre los que el Estado del Ecuador ha resignado su control, a quienes extorsionan y secuestran, y en última instancia, si no se someten a su imperio, matan.
Como el Estado es incapaz de garantizar la seguridad, los grupos de delincuencia organizada se encargan de cobrar a comerciantes y residentes de las áreas bajo su control una suma variable para garantizar su seguridad (un proceso extorsivo conocido como ‘vacuna’, que consiste en una garantía de no agresión de los delincuentes por el pago hecho). Éstas son las “bandas de ladrones y asesinos” de las que hablaba Thomsen.
Thomsen escribió sobre esto en los ochentas y en relación con la ciudad de Esmeraldas. Pasaron unos cuarenta años y ese cáncer está haciendo metástasis en nuestra sociedad.
Moritz Thomsen ya no alcanzó a ver esta “terrible caída a la animalidad”.
Víctima de una epidemia de cólera, murió en Guayaquil en 1991.