Cristianismo: amor al prójimo
La fecha de hoy y la de mañana deberían ser oportunidad para reflexionar cuánto estamos cumpliendo como cristianos, cuánto somos levadura en la masa.
No están los tiempos como para el optimismo pero, en el mundo cristiano del que somos parte, las celebraciones de estos días tienen tan alto significado que no cabe dejarlas pasar sin asumir las permanentes lecciones de comportamento ético y humano que dejan; más aún cuando la creciente corrupción y el comportamiento brutal nos conmueven. El cristianismo, por amor al prójimo debe ser respeto por el otro. Escrito está que quien dice que ama a Dios a quien no ve y no ama a su prójimo, es un mentiroso.
En tiempo de crisis, sobre todo, pero siempre si los sentimientos son auténticos, el cristiano debe cultivar la solidaridad y ello es el mandamiento nuevo: amar al prójimo como a sí mismo. Por supuesto, el no robar, cabe recalcarlo en tiempos corruptos, es otra condición que denota la calidad de cristiano. Asaltar fondos públicos, o privados, debería considerarse como una grave falta a la convivencia social.
La lección dada por Cristo es sacar a látigo a los mercaderes del templo. Con mayor razón todavía si el que se han tomado para sus operaciones delincuenciales es el templo de la patria. Así, la fecha de hoy y la de mañana deberían ser oportunidad para reflexionar cuánto estamos cumpliendo como cristianos, cuánto somos levadura en la masa.