Desarrollo erróneo
Hay que acabar con esa cultura del desarrollo a ambos lados de una carretera, donde se está rodeado de constante contaminación
Los municipios deben poner fin a la cultura del desarrollo poblacional a los lados de las carreteras, como ha ocurrido con las vías a la Costa, Daule, Samborondón y Salitre, si no construyen vías alternas que eviten la caótica movilidad diaria, no solo para quienes están de paso, sino para los que salen o vuelven a sus hogares entre el ruido, el polvo y la contaminación del aire.
Por la forma en que se diseñan y edifican las urbanizaciones en Guayaquil y en otros sitios de la Costa del país, muchas al filo de las carreteras, como si aquello fuera la única opción posible, da la impresión de que a los ecuatorianos les gustara vivir apiñados en pequeñas casas, con calles estrechas, sin las suficientes áreas verdes que oxigenen el ambiente y que bajen la temperatura del aire, el cual llega a niveles insoportables durante el invierno.
Los nuevos gobiernos locales, que se posesionan hoy, no pueden seguir los pasos de los antecesores. Ellos se olvidaron de hacer un plan de desarrollo urbanístico sostenible, que enmendara los errores pasados y proyectara un crecimiento ordenado de las ciudades, alejándolas del caos vehicular y peatonal. Basta de superpoblar unas zonas y olvidar otras, como el centro de Guayaquil, que debe recuperarse.