Editorial: Un 9 de Octubre de resurgimiento
Por ostentar la más alta magistratura del Ecuador y el más alto cargo de la ciudad, presidente y alcalde deben ser ejemplo
Que el presidente de la República y el alcalde de Guayaquil tengan discrepancias, y puntos de vista contrarios no debe ser un obstáculo para que puedan participar conjuntamente en la celebración de una fiesta cívica. Si esto es deseable en condiciones normales, se vuelve obligatorio cuando vivimos circunstancias tan caóticas y apremiantes como país. Hoy, cuando la ciudadanía intenta mantener cierta normalidad en medio de tan grave crisis energética y a pesar de la agobiante inseguridad que no da tregua, es deber de ambas autoridades poner como prioridad el mandato que asumieron al ser elegidos por el pueblo. Tanto el Gobierno Nacional como el municipal tienen que deponer posturas hostiles y más bien aunar esfuerzos para dar solución a ambos problemas. Por ostentar la más alta magistratura del Ecuador y el más alto cargo de la ciudad, presidente y alcalde están llamados a ser ejemplo de coexistencia respetuosa y a cumplir la misión que les fue encomendada, colaborando en lo que se requiera para procurar el bienestar ciudadano.
El 9 de Octubre de 1820 la unión de voluntades permitió que se lograra la independencia, este 9 de Octubre de 2024 Guayaquil requiere de la unión de liderazgos para liberarse de la violencia y la debacle, y recuperar su espíritu pujante que siempre la ha llevado a resurgir, incluso de las más grandes adversidades.