Editorial | Acabar con la descomposición del país

Ni atropello a la ley por parte de autoridades, ni impunidad permitida por la justicia, ni quemeimportismo en la sociedad

La población y los políticos honestos han bajado los brazos. Permanecen pasivos ante los atropellos que se observan en la escena pública. Un candidato a vicepresidente continúa en la contienda electoral pese a existir impedimentos que lo descalifican. El CPCCS tiene una mayoría cuyos integrantes fueron auspiciados por una agrupación política, pese a que la ley lo prohíbe. Por su importancia y consecuencias son temas que no pueden ignorarse y deben ser discutidos por todos los actores sociales hasta lograr que se acate el marco legal vigente. Igual ocurre con otros asuntos vitales que amenazan a la supervivencia misma de la ciudadanía, como la contaminación del agua con arsénico, producto de la explotación minera ilegal; la falta de medicamentos y el atraco de fondos de la seguridad social como efecto de la corrupción en el sistema de salud; o el incremento de extorsiones a todo nivel socioeconómico. No son tratados por el conjunto de la sociedad, aunque exigen soluciones urgentes e impostergables.

El atropello a la ley no puede darse en ninguna función del Estado, ni puede campear la impunidad por decisiones de jueces que están llamados a no permitir ni la corrupción ni la anarquía. Pero tampoco la sociedad puede permanecer pasiva ante situaciones intolerables. Ecuador debe acabar con los hechos consumados y con la desidia, haciendo cambios trascendentales.