Editorial | La agonía del CPCCS
Un organismo tan desprestigiado no puede continuar con esta tarea tan importante para el país
Si había una pizca de duda, pues ahora ya no la hay. El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social fue creado con una única intención: captar los organismos de control bajo el velo de una supuesta participación ciudadana (que de ciudadana solo tenía el nombre) en las manos de una sola organización política. El caso Ligados les derriba la máscara y con ella se desmorona un organismo que nació corrupto porque esa es la única característica de su esencia.
Pudieron pasar por ahí buenos profesionales ciudadanos sin compromisos políticos, con verdaderos propósitos de ciudadanizar la selección de autoridades, pero los hilos que tejieron los de la “década ganada” sentenciaron de entrada al Consejo. De ahora en adelante, toda decisión o resolución, por más legal y legítima que sea, vendrá acompañada de una densa sombra.
Es la oportunidad para replantear la designación de autoridades. Un organismo tan desprestigiado no puede continuar con esta tarea tan importante para el país. Mucho se ha hablado de eliminar al Consejo por el bienestar de la institucionalidad del país. Si no se aprovecha este impulso, quedará claro que tanto quienes respaldan su continuidad como quienes ‘quieren su abolición’ se sienten cómodos con su existencia.