Editorial: Las alcaldías, ni planifican ni controlan
La colaboración entre los gobiernos locales y la comunidad es esencial para lograr los objetivos vitales
Los alcaldes tienen que cumplir con sus competencias, que incluyen la planificación y el control de sus jurisdicciones, porque para eso fueron elegidos. Si bien la seguridad no recae directamente bajo su responsabilidad, los municipios tienen el deber de contribuir a la salubridad, proveer de agua potable de calidad, garantizar un transporte público eficiente y ofrecer un servicio de recolección de basura adecuado. El tratamiento de aguas servidas, la planificación urbana y la arborización son áreas críticas que requieren atención inmediata y eficaz.
Alarma constatar que muchas alcaldías carezcan de una visión estratégica y de una capacidad real de control sobre estos aspectos vitales. La falta de planificación no solo resulta en servicios deficientes, sino que también afecta la calidad de vida de los ciudadanos de manera directa y tangible.
La situación actual exige que las alcaldías asuman con responsabilidad y diligencia su papel en la gestión de estos servicios. Es imperativo que desarrollen y ejecuten planes estratégicos que aborden de manera integral las necesidades de sus comunidades. Esto implica no solo la planificación a largo plazo, sino también la implementación de mecanismos de control y monitoreo para asegurar la calidad y eficiencia de los servicios prestados.