Editorial | Asamblea polarizada
El reto está planteado: legislar con responsabilidad y altura
Con una representación casi equitativa, los bloques legislativos ADN y Revolución Ciudadana enfrentan el desafío de lograr consensos en favor del país, en lugar de enfrascarse en una lucha de poder que paralice a la nueva Función Legislativa. La ciudadanía no puede ser víctima de un juego de intereses partidistas que frene la aprobación de leyes necesarias y la fiscalización.
El país demanda respuestas urgentes en materia de seguridad, economía y lucha contra la corrupción. La fragmentación del Legislativo no puede ser excusa para la inacción o el bloqueo sistemático de propuestas por intereses mezquinos. La responsabilidad de los asambleístas es inmensa: deben legislar con visión de Estado, dejando de lado la confrontación estéril. La lucha contra el crimen organizado y la transparencia en el manejo de los recursos públicos requieren un compromiso real y decidido, no discursos vacíos ni promesas incumplidas.
La historia ha demostrado que cuando los legisladores actúan con intereses particulares, la figura del ‘hombre del maletín’ aparece para comprar conciencias y torcer voluntades. La sociedad ecuatoriana está vigilante y no permitirá que la Asamblea se convierta en un espacio de negociaciones oscuras y favores políticos. La única lealtad de los asambleístas debe ser con el pueblo, que exige justicia, seguridad y progreso.