Editorial: Boten el cronómetro
Sienten a los dos candidatos en una mesa, con un moderador que no sea un administrador del reloj
Mucho se ha dicho sobre los debates presidenciales. Si sirven para ayudar al votante a definir su decisión o si solo son una exposición propagandística costosa pagada por los contribuyentes, eso lo sabrá valorar el votante. A menos de un mes del siguiente careo entre los dos finalistas es oportuno insistir en que estos eventos sean cada vez más, verdaderos debates y menos, una exposición memorizada.
Hay que empezar por los temas. El Comité de Debates adelantó que serán cinco ejes y no tres como en el anterior, sin ahondar en ellos. Si la sugerencia le resulta oportuna y útil al Comité, sería interesante conocer la posición de los candidatos presidenciales sobre el futuro de los subsidios, cómo eliminarán las mafias del sistema de salud pública y del Seguro Social, qué reformas implementarán para que los partidos y movimientos políticos ya no sean empresas electorales. Y la lista es larga.
Asimismo, hay que liberarse de la dictadura del cronómetro. Con el argumento de la equidad del tiempo, matan el debate. Sienten a ambos candidatos en una mesa (al estilo del careo entre Febres-Cordero y Borja), con un moderador que no sea un administrador del reloj, sino uno que ponga los temas sobre la mesa, que busque respuestas claras y estimule la contraposición de ideas. Eso es un debate; otra cosa sería un gasto inútil de dinero público.