Editorial: Que las buenas intenciones perduren

La motivación debe perdurar instante tras instante, no ser la efímera buena intención de una noche y un día

Deponer agendas propias no puede ser solo el deseo sincero en Navidad. La motivación debe perdurar instante tras instante, no ser la efímera buena intención de una noche y un día. Que sea el bienestar de las familias la inspiración para cada uno de nuestros gobernantes, para que su objetivo sea verdaderamente el de rescatar al país. 

Que sea el bien común la finalidad de sus estrategias, el acabar con los enemigos reales del país -la delincuencia, la corrupción, el desempleo-, no el aplastar al adversario político. Que el anhelo de paz se imponga por sobre los intereses individuales en todos los ámbitos y que al deseo de lograr prosperidad se antepongan la solidaridad, la responsabilidad y el respeto como normas para su consecución. 

Que vuelvan a las calles y caminos ecuatorianos la tranquilidad y la libertad de recorrerlos sin temores ni sobresaltos porque cada ciudadano se preocupa por el resguardo de cada centímetro de su espacio y del de su vecino, consciente de que es la suma de esfuerzos y de cuidado recíproco, la acción ciudadana conjunta, la única vía con poder real para blindarse contra la violencia; no la mirada egoísta e ilusa de solo proteger el entorno inmediato. 

Que sean la alegría y prosperidad de los hogares de cada rincón del país la causa común que inspire a todos y cada uno de quienes habitan el Ecuador. Que así sea.