Editorial: ¿En qué cabeza?
Despilfarrar el dinero público solo puede venir de la mente de un político con el objetivo de obtener un rédito electoral
En qué cabeza cabe gastar dinero público, tan escaso ahora, en festivales musicales. Puede ser un imán para el turismo interno, pero no deja de ser una ofensa para los habitantes de esta y otras ciudades que aún carecen de servicios básicos y seguridad. Que los ciudadanos tienen derecho a divertirse, claro que sí, pero no a costa del dinero público y de las necesidades básicas. Suplir estas carencias debe ser la prioridad de cualquier gobernante nacional y local que tenga un mínimo de respeto para sí mismo y para sus conciudadanos.
Despilfarrar el dinero público con tanta ligereza solo puede venir de la mente de un político con un solo objetivo: obtener un rédito electoral. Alzarse como el gobernante que trajo a un reconocido cantante, de menor o mayor fama, es lo único que les importa porque eso da de qué hablar, bien o mal, y genera bienestar momentáneo. Hay que regresar a la realidad: casas sin agua potable, barrios sin calles asfaltadas, espacios públicos descuidados, inseguridad que campea.
Es momento de exigir de los gobernantes locales y nacionales que piensen primero en los ciudadanos, segundo en los ciudadanos y tercero en los ciudadanos. Que tracen una planificación seria y real que se convierta en política local para sus ciudades, y que le den a sus localidades un propósito. Ese es su trabajo.