Editorial | La caducidad acecha al error inexcusable

Si el Consejo de la Judicatura no puede ejecutoriar esos fallos judiciales por su abultada carga laboral

Hecha la ley, hecha la trampa. La aplicación del error inexcusable para sancionar a los jueces halló en el Consejo de la Judicatura un cuello de botella. La figura legal, de acuerdo al marco legal, debe ser dirimida por los mismos jueces, pero su ejecución queda en manos de la Judicatura que -con o sin intención- deja que las causas caduquen; mientras tanto, esos jueces sancionados siguen aplicando la ley en nombre del pueblo ecuatoriano.

 Este es un escenario que probablemente quienes crearon la normativa no previeron, pero ahora que se ven las consecuencias deben hacerse las reformas necesarias para que esas sanciones se ejecuten. Si el Consejo de la Judicatura no puede ejecutoriar esos fallos judiciales por su abultada carga laboral, por falta de insumos o de recursos o porque simplemente no quiere hacerlo, que deje esa tarea a quienes sí puedan hacerlo.

Definan nuevas líneas de acción para que la figura del error inexcusable cumpla el rol para el cual fue creada. Dejar que las causas caduquen, sabiendo el problema de fondo, y no hacer nada, es negligente. El país se merece jueces de primera línea y la sociedad requiere recuperar la confianza en la justicia. Ecuador no avanzará si se sigue observando los problemas y permaneciendo de brazos cruzados.