Editorial | Caso Isspol: que se haga justicia

Un error como ese demanda de respuestas contundentes del Gobierno, que, desde un inicio debió movilizar todos los recursos

El escándalo de corrupción que sacudió al Instituto de Seguridad Social de la Policía (Isspol) sumó un nuevo capítulo vergonzoso con la fuga de su exdirector de riesgos, uno de los principales implicados en el millonario desfalco contra esa institución. Ese hecho no solo evidenció la debilidad de nuestro sistema judicial, sino que expuso de manera alarmante la incompetencia de las instituciones de control que permitieron que un individuo deportado desde Estados Unidos, con una orden de captura vigente desde 2023 por peculado, ingresara al país y desapareciera sin ser detenido.

Un error como ese demanda de respuestas inmediatas y contundentes del Gobierno, que, desde el primer momento, debió movilizar todos los recursos disponibles, incluyendo a la Policía Nacional, para detenerlo. Y no solo eso. La emisión de una notificación roja y la coordinación con países vecinos para dar con su ubicación y lograr captura, no deberían ser opcionales.

El Estado ecuatoriano tiene una deuda pendiente con los miles de policías afectados por este robo millonario. No podemos seguir permitiendo que la impunidad siga siendo la norma en casos de corrupción de esta magnitud. Su fuga, en un caso tan emblemático de corrupción, representa una burla a la justicia y un golpe a la credibilidad de nuestras instituciones.