Editorial: El poder ciudadano

El país atraviesa un momento muy complicado. La inseguridad ha impregnado de miedo a la sociedad, y ahora de desesperanza

El ciudadano subestima el poder que tiene. La organización de la sociedad civil tiene peso cuando el motivo es justo. Y de ello hemos visto algunos ejemplos como el caso del Hotel Quito. Fue la organización ciudadana, coordinada, activa y propositiva la que logró su objetivo. La Comisión Nacional Anticorrupción ha denunciado algunos casos de malversación de fondos ahora judicializados. Y la lista puede seguir. Lo importante es que el ciudadanos conozca las herramientas que tiene, cómo puede usarlas y que se una.

El país atraviesa un momento muy complicado. La inseguridad ha impregnado de miedo a la sociedad, y ahora de desesperanza. La clase política está más interesada en sus juegos electoreros, en sus peleas pueriles y en meter más sus manos en la justicia, dejando en segundo plano los intereses inmediatos de los ciudadanos. Si la clase política está desconectada, los ciudadanos no lo están.

Es la hora del poder ciudadano. De organizarse, de plantear soluciones viables y ejecutarlas. Demostrar así que si el Gobierno Nacional y los políticos no quieren atender al clamor de la sociedad, ella puede coordinarse y obtener los resultados que les son negados. Ejemplos hay. Las ganas están. Solo se necesita organización y quién abandere las causas.