Editorial: Costosa exportación
Los exportadores no pueden prescindir de la vigilancia de su carga y las empresas navieras deben aceptar su responsabilidad por contaminaciones
Las extorsiones a los exportadores no solo aumentan el precio de la transportación de los productos por la extrema protección que deben contratar antes de llegar a los puertos sino por la cadena de riesgos a los que se ven expuestos, desde los sitios de embarque hasta los países de destino final de la mercadería. Los costos son gigantescos y vuelven menos competitivos a los productos ecuatorianos frente a los de sus competidores vecinos.
La recurrente contaminación con droga de los contenedores de mariscos y de productos agrícolas debe llevar a la reformulación de los procesos de verificación de carga desde su ingreso a la zona de exportación en los puertos, con el uso de sofisticados escáneres antidrogas, hasta su salida del territorio ecuatoriano. Y las empresas navieras deben asumir la responsabilidad desde el momento en que la carga llega a sus buques, porque las contaminaciones posteriores no pueden endilgarse a los exportadores.
Las débiles estructuras portuarias por la carencia de la tecnología necesaria para la detección de drogas ha permitido que el país sea considerado el mejor puente de salida del alcaloide producido en Perú y en Colombia.
La instalación de poderosos escáneres es imprescindible para el óptimo funcionamiento de los puertos.