Editorial: CPCCS, una anomalía constitucional
El Cpccs es una anomalía constitucional inventada por voluntades autoritarias
El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, Cpccs, ha demostrado, desde su incorporación al sistema constitucional del país en 2008, ser una aberración que no sirve para nada y que solo ha traído distorsiones institucionales que agobian al funcionamiento del Estado. Eso, sin contar con el desgaste político que el país sufre por las pugnas de partidos y movimientos que quieren cooptarlo, además del costo económico que demanda su funcionamiento.
El Cpccs resultó ser lo que sus críticos advirtieron cuando se discutía su creación en el seno de la Constituyente de Montecristi: un órgano diseñado para que el gobierno de turno o las fuerzas políticas más poderosas, incluidas las que tienen vínculos con las mafias, coopten los organismos de control del Estado. Pero los pronósticos se quedaron cortos. El Cpccs también ha sido incapaz de llevar a cabo los procesos de los nombramientos que debe hacer y por eso hay muchos cargos que siguen prorrogados, dado que el organismo no ha logrado realizar los concursos de rigor, ni conformar las comisiones ciudadanas de selección para tales efectos.
El Cpccs es una anomalía constitucional inventada por voluntades autoritarias que querían quedarse en el poder por muchos años. Solo ha perjudicado al país y debería ser extirpado de la institucionalidad nacional.